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miércoles, 3 de octubre de 2012

Pasamos el colmo y llegamos al fin.

Un blog de ISAMIS publica una oración de muy mal gusto compuesta por la “iglesia episcopal antigua de Argentina” una secta que se define como “de una fe adulta, en una Iglesia de tradición católica no romana, ecuménica, con sabor a pueblo y la fuerza del Espíritu. La verdadera Iglesia de Jesús: la de los pobres, marginados, excluídos, la Iglesia de los pequeños. Siempre fraterna, inclusiva y unida por el amor”. Muy bonito y poético… 

Publican imagen de un supuesto Cristo que es en realidad una muñeca horrorosa. Un “Cristo” con cara de mujer. Una verdadera blasfemia. Es algo tan ridículo, que ni a la FMS se le hubiera ocurrido publicar una cosa de esas.

Un “sacerdote” (los de ISAMIS navegan entre “ex”, falsos y malos sacerdotes) llamado Favio Anselmo Lucero, miembro de esa secta episcopal antigua, así opinó:

¿Qué queda de la teología de la liberación?

“El promedio de edad es de 80 años, los teólogos de la liberación son mayores de 80 y no apareció una nueva generación. La represión fue muy fuerte, terrible y la dictadura del Papa aquí en América Latina es total y global. Acá se puede criticar a Dios, pero no al Papa. El Papa es más divino que Dios. Cualquier cosa que venga de Europa se aplica radicalmente, por otra parte, el papa Juan Pablo II, nombró toda una serie de obispos disciplinados, sumisos, obedientes, de tal modo que es difícil encontrar en América Latina algún obispo con cierta personalidad, fueron elegidos justamente porque no tenían personalidad. Ahí las consecuencias: sumisos.

La Teología de la Liberación no ha sido bien vista y el Papa ha sido el gran enemigo y adversario. Ni en los seminarios ni en las facultades de teología se puede hablar de eso. Entonces, apareció una nueva generación que considera que eso es ya del pasado, que ya ha muerto, se terminó. No interesa más. Para la nueva generación de obispos y sacerdotes, ya no existe”.

Interesante confesión: “La teología de la liberación no existe para la nueva generación”. Solo sobrevive en “teólogos” de más de 80 años. Requiescat in pace. Amen.

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