Su Excelencia Reverendísima Monseñor Julio
Parilla ha sido muy ponderado en su artículo.
A propósito de una fotografía en que se
constata la miseria de la pobre gente colombiana que tiene que salir de
Venezuela en situaciones tan críticas teje comentarios más que razonables:
“La
fotografía de este éxodo indigno evoca otros horrores con los cuales el
presidente Maduro se quiere justificar: el terrible desplazamiento de miles de
migrantes y refugiados que llegan a las costas de la Unión Europea buscando
mejores condiciones de vida o, simplemente, huyendo de la muerte. Tras la
deportación de los pobres colombianos queda una estela de crueldad: el maltrato
de personas, niños y ancianos incluidos, la destrucción de viviendas, la
incautación de negocios y los infinitos abusos sobre gentes indefensas. ¡Y todo
para encubrir los propios problemas, la propia incapacidad para gestionar el
país!”
Hacia el fin del artículo, el Obispo de Riobamba concluye: “Más allá de los intereses de la política están las personas: su dignidad, derechos y libertades… Algo que no se compadece con esa visión inhumana de colombianos pobres y descartados”.
Hacia el fin del artículo, el Obispo de Riobamba concluye: “Más allá de los intereses de la política están las personas: su dignidad, derechos y libertades… Algo que no se compadece con esa visión inhumana de colombianos pobres y descartados”.
Pues bien, la embajadora venezolana en
Ecuador pone el grito en el cielo y llama al Obispo Parrilla de inquisidor y
elogia al gobierno “más que maduro” (entiéndase…) de Venezuela, al que llama de
“cristiano y socialista”, lo que es una contradicción en los términos según la
doctrina social de la Iglesia. Pero esta “diplomática” nada sabe de asuntos de
Iglesia ni, por lo visto, de diplomacia.
Como lo ha proclamado su jefe, la
embajadora propone que se establezca “una
Nueva frontera de Paz”, ilusión utópica de un gobierno que se enreda más y
más en conflictos y guerras internas y externas, y todo por seguir dócilmente
las consignas castristas impuestas por dictadores cubanos.
De Chávez, que tanto criticó y persiguió a
la Iglesia, llega a decir que “nos enseñó
a ver en los ojos de los excluidos a nuestro Señor Jesucristo”. ¿Quién va a creer que Nicolás Maduro ve en
los ojos de los pobres colombianos desterrados o en los de los excluidos
Leopoldo López y Corina Machado a Nuestro Señor Jesucristo?
Definitivamente, en Venezuela las cosas
están más que maduras… están podridas.
Vale la pena ver los respectivos artículos.
El del Obispo de Riobamba (¡gracias a Dios estamos lejos de los tempos de
Proaños!): http://www.elcomercio.com/opinion/pobres-apaleados-venezuela-frontera-monsenorjulioparrilla.html
Y el del régimen “más que maduro” que fue publicado,
evidentemente, en El Telégrafo… http://www.telegrafo.com.ec/mundo/item/contestacion-a-monsenor-julio-parrilla.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario