
Una estatua en honor a la familia del presidente de Bolivia se une a los
muchos homenajes oficiales que recibe en todo el país
14 JUL 2016 - Escultura dedicada a los padres de Evo Morales
El
culto a la personalidad de Evo Morales alcanzó a los padres del presidente
boliviano, sencillos campesinos que son recordados con una estatua erigida hace
poco en la ciudad de Punata, en los valles centrales del país. La escultura de
Dionisio y María, progenitores de Morales, se encuentra en un edificio
municipal de cuatro millones de dólares que se llama, como decenas de otras
infraestructuras públicas, “Evo Morales”.
Fueron
pagados por el programa Evo Cumple, que es ejecutado por los alcaldes, pero
que financia el gobierno nacional. En varias oportunidades este programa, que
comenzó con fondos donados por Venezuela, ha sido acusado de tener como
principal objetivo el enaltecimiento de la imagen del presidente.
El
culto a la personalidad de Morales, el primer mandatario indígena y el primer
gobernante de Bolivia durante más de 10 años continuos, ha crecido
paulatinamente desde su llegada al poder hasta considerarse normal. Un hecho
anterior a este de la estatua fue el del Himno Evo Morales, que compusieron las Fuerzas Armadas en honor de su comandante
en jefe, que incluye un verso que, dirigiéndose a él, le dice: “Tú tienes la
luz”.
Además
existe un pequeño pueblo que se llama Puerto Evo y en 2013 hubo un serio
conflicto en Oruro, una ciudad de medio millón de habitantes, entre los
partidarios y los contrarios a que el aeropuerto fuera bautizado con el nombre
del presidente.
El
Gobierno señala permanentemente que estos homenajes no son solicitados por
Morales, sino que son gestos de cariño de la población y los cargos inferiores
de la burocracia estatal. Al mismo tiempo, no desarrolla ninguna política para
aplacar los deseos de los partidarios de Morales de congraciarse con él. Al
contrario, en este momento el Gobierno está construyendo un museo de casi 4.000
metros cuadrados y un coste de seis millones de dólares en Orinoca, el pueblo
de 638 habitantes en el que Dionisio Morales, pastor de llamas, y María Ayma,
agricultora, se enamoraron y concibieron a Evo. Se llamará Museo de la
Revolución Democrática y Cultural y estará dedicado a la “resistencia
indígena”, una historia de vejaciones y luchas que concluye con la llegada de
este niño al poder, como ocurre en la película Insurgentes
del realizador Jorge Sanjinés, la que hace tres años fue filmada y
estrenada con apoyo oficial.
Insurgentes es el más monumental de los
varios filmes hechos en homenaje a Morales, que también cuenta con biografías
laudatorias y con títulos honoris causade
decenas de universidades nacionales y extranjeras.
Cuando
Evo irrumpió como líder alternativo en medio de la corrupta sociedad neoliberal
de los años noventa, actuaba con la tradicional sencillez de un dirigente
sindical. Recién electo como presidente en 2005, en una gira promocional por el
mundo se presentó ante el Rey Juan Carlos I con un jersey, lo que le granjeó
simpatía y algunas críticas. Con el tiempo, sin embargo, este hombre se fue
acostumbrando a la celebridad y llegó a extremos como pedir a uno de sus
asistentes que le atara las agujetas, algo por lo que ulteriormente pidió
disculpas. Su actitud lo distanció de los sectores urbanos, que hicieron que el “no” a la autorización constitucional a su cuarta
reelección ganara
en el referendo del pasado 21 de febrero.
A Evo Morales le han
dedicado el nombre de un pueblo, un monumento, un programa social y el himno de
las FFAA
A
pesar de esta derrota, los partidarios de Morales buscan organizar una nueva
consulta, pues si el “jefazo” (así lo llaman sus allegados) dejara el poder,
acabaría su propia preminencia política. Parte de esta estrategia es mostrar a
Evo como ser excepcional, un hombre de esos que, como dijo hace poco Gabriela
Montaño, presidenta de la Cámara de Diputados, “nacen cada 150 años”.
¿Cuándo un monumento en
Lago Agrio a los padres de Pablito Torres?
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