Ahora ISAMIS protesta por las obras de la catedral
El proyecto inicial de la catedral del arquitecto pro isamita Marco Haro es como el proyecto de evangelización de Mons. Gonzalo que por no estar de acuerdo con los lineamientos pastorales de la Iglesia, puede y debe ser suplantado por otro. ¿Por qué hay que seguir religiosamente la idea de Haro, cómo pretenden seguir con sus cuarenta años de pastoral equivocada?
¿Qué tiranía es esta de Isamis que, ahora en nombre de la modernidad e “inspirado en la revaloración y rescate de una nueva arquitectura contemporánea”, quiere impedir que, de una vez por todas, tengamos un templo para el culto de Dios y no para mingas inútiles y vigilias profanas?
Hace tantos años que damos al Ecuador y al mundo el triste espectáculo de una diócesis sin catedral (Mons. Gonzalo decía –para justificar el atraso en la catedral- que lo importante no eran los templos sino las personas, y que la comunidad es mejor que la parroquia…) y ahora que con tan buena voluntad estamos logrando, por fin, sacar adelante la obra, los de Isamis ponen el grito en el cielo… ¡pues no es su proyecto!
Por favor, Sr. Haro, Sra. Carrasco y Padres isamitas: dejen su orgullo herido de lado y piensen en las necesidades de la comunidad católica. Y respeten la voluntad de nuestro Administrador Apostólico y ayúdenlo en su trabajo.
Además en materia de gustos se puede opinar y no hay que guiarse por dogmatismos. En asuntos de fe y moral para Isamis no hay dogmas. Pero arquitectónicamente su proyecto es sagrado e intocable.
Si de “arquitectura amazónica” se trata, hagan ya de una vez una choza con madera y pajas que para eso el dinero que recaudaron en casi veinte años, les es más que suficiente.
Las puertas de cristal tan sofisticadas y caras traídas de Italia no tienen nada que ver con el rescate de los estilos amazónicos. Y, por otro lado, ciertos símbolos de animales, plantas y plumas indígenas que pretenden colocar en vitrales y pinturas, poco o nada que hacer con un templo católico, donde se debe buscar elementos que edifiquen la fe.
El arquitecto Haro habla de “daños irreparables que se están ocasionando a uno de los edificios religiosos más importantes de la comunidad católica”. Eso es reírse de la ciudadanía que está harta del espectáculo de un templo abandonado y en ruinas y que ve con buenos ojos los pasos que se están dando.
Que el Padre Pinos se ocupe de su parroquia de Aguas Negras, el Padre Pablo de estudiar teología ¡Dejen a nuestro Obispo disponer de su catedral!!!
¿Qué tiranía es esta de Isamis que, ahora en nombre de la modernidad e “inspirado en la revaloración y rescate de una nueva arquitectura contemporánea”, quiere impedir que, de una vez por todas, tengamos un templo para el culto de Dios y no para mingas inútiles y vigilias profanas?
Hace tantos años que damos al Ecuador y al mundo el triste espectáculo de una diócesis sin catedral (Mons. Gonzalo decía –para justificar el atraso en la catedral- que lo importante no eran los templos sino las personas, y que la comunidad es mejor que la parroquia…) y ahora que con tan buena voluntad estamos logrando, por fin, sacar adelante la obra, los de Isamis ponen el grito en el cielo… ¡pues no es su proyecto!
Por favor, Sr. Haro, Sra. Carrasco y Padres isamitas: dejen su orgullo herido de lado y piensen en las necesidades de la comunidad católica. Y respeten la voluntad de nuestro Administrador Apostólico y ayúdenlo en su trabajo.
Además en materia de gustos se puede opinar y no hay que guiarse por dogmatismos. En asuntos de fe y moral para Isamis no hay dogmas. Pero arquitectónicamente su proyecto es sagrado e intocable.
Si de “arquitectura amazónica” se trata, hagan ya de una vez una choza con madera y pajas que para eso el dinero que recaudaron en casi veinte años, les es más que suficiente.
Las puertas de cristal tan sofisticadas y caras traídas de Italia no tienen nada que ver con el rescate de los estilos amazónicos. Y, por otro lado, ciertos símbolos de animales, plantas y plumas indígenas que pretenden colocar en vitrales y pinturas, poco o nada que hacer con un templo católico, donde se debe buscar elementos que edifiquen la fe.
El arquitecto Haro habla de “daños irreparables que se están ocasionando a uno de los edificios religiosos más importantes de la comunidad católica”. Eso es reírse de la ciudadanía que está harta del espectáculo de un templo abandonado y en ruinas y que ve con buenos ojos los pasos que se están dando.
Que el Padre Pinos se ocupe de su parroquia de Aguas Negras, el Padre Pablo de estudiar teología ¡Dejen a nuestro Obispo disponer de su catedral!!!
Vergüenza debería darle a Marco Haro decir que en 17 años no han concluido esa catedral y el Padre Wilson en 6 meses le hizo el trabajito, además que falta de buen gusto haber hecho la catedral con modelo de gallera y tan pequeña gente sin visión,y ahora venir a criticar lo poco que se ha podido rescatar de ese monumento a la corrupción. Que Dios los perdone, por que el pueblo lo dudo.
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