Con este diseño y lo que dice esa mujer, la “Juventud Carmelita Ecuatoriana” injuria a los papas Juan XXIII y Benedicto XVI, insinuando que ni uno ni otro viven la realidad y, por lo tanto, no caminan “con los dos pies”, como los de ISAMIS.
El Papa bueno sería un visionario que se habría adelantado a su tiempo, cuando en realidad fue un pontífice perfectamente ubicado en su tiempo en la tierra y a quien tanto le debemos.
Y el Santo Padre Benedicto XVI, gloriosamente reinante (a ver si aprenden esta formula tan bella…) sería un hombre del pasado, del siglo XVI.
Pero los cálculos de esta juventud descarriada no se adaptan a las realidades profundas: El beato Juan XXIII fue un Papa a la altura del siglo XX y no de los siglos venideros ¿Imaginan que en el siglo XXIII tendremos un Papa isamita? ¡Dios nos libre y guarde!
Y Benedicto XVI, dentro de la lógica de esa “juventud”, parece que más se encajaría en el siglo XII, el siglo de las cruzadas, de las universidades y de las catedrales.
Pero, de todas maneras, la Iglesia es una institución divina y sus guías son enviados por el Espíritu Santo para atender a las necesidades del tiempo. Es inútil imaginar las realidades desde una iglesia comunidad ministerial utópica; para esa “iglesia” (que mejor sería llamarla de secta), valen los chistes irreverentes de la Juventud Carmelita Ecuatoriana.
Hasta que no tengan en el trono de San Pedro a un Papa del género de ISAMIS no estarán conformes; verán a los sucesores de Pedro con los ojos manchados por el preconcepto y sin ningún respeto.
Pero los cálculos de esta juventud descarriada no se adaptan a las realidades profundas: El beato Juan XXIII fue un Papa a la altura del siglo XX y no de los siglos venideros ¿Imaginan que en el siglo XXIII tendremos un Papa isamita? ¡Dios nos libre y guarde!
Y Benedicto XVI, dentro de la lógica de esa “juventud”, parece que más se encajaría en el siglo XII, el siglo de las cruzadas, de las universidades y de las catedrales.
Pero, de todas maneras, la Iglesia es una institución divina y sus guías son enviados por el Espíritu Santo para atender a las necesidades del tiempo. Es inútil imaginar las realidades desde una iglesia comunidad ministerial utópica; para esa “iglesia” (que mejor sería llamarla de secta), valen los chistes irreverentes de la Juventud Carmelita Ecuatoriana.
Hasta que no tengan en el trono de San Pedro a un Papa del género de ISAMIS no estarán conformes; verán a los sucesores de Pedro con los ojos manchados por el preconcepto y sin ningún respeto.
Que estudien historia y que aprendan educación básica.
“Hagamos algo por Sucumbíos” se titula su blog. Por empezar, que respeten la figura de los papas, siguiendo el ejemplo de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, los supuestos “inspiradores” de los carmelitas ecuatorianos en los que el amor a la Iglesia y al papado están a años luz de distancia, mucho más lejanos que el siglo XVI o el XXIII.
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