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domingo, 14 de octubre de 2012

La versión ISAMIS de la celebración en la catedral

Por ocasión de la apertura del Año de la Fe en Sucumbíos

Los isamitas son como el camaleón: cambian de color, según la ocasión. Nos quieren hacer creer que oscilan entre la oficialidad y la rebeldía, cuando todo el mundo sabe cómo son las cosas. Comentemos la última de su blog: 

En más de una ocasión han protestado contra la autoridad de Monseñor Mietto y por las obras de la catedral. Pero ahora, mansitos, constatan que nuestro administrador dio apertura al año de la fe en la propia catedral. Catedral que luce una gran cruz en el centro, en vez del signo de Isamis que estaba antes, cuando era una ruina.

Acostumbrados a las aberraciones litúrgicas que nada tienen que ver con el misterio que se celebra, trajeron del Divino Niño unos jóvenes que realizaron una representación teatral. Misa es Misa y teatro es teatro, por más que llamen a esas representaciones “liturgia viva”. Lo que no está en las rúbricas del Misal Romano son arbitrariedades que no caben en una celebración eucarística; no aprendieron eso que cualquier seminarista sabe, porque no tuvieron seminario. En ese teatro, se rompía una vasija y se procuraba, después, recomponerla, figurando “la reconstrucción de nuestra iglesia”.

Señores: su iglesia está muerta y enterrada; ya tuvo su funeral y fue incinerada. La verdadera Iglesia es la figurada por la nueva catedral, por los fieles que celebran la fe, por el Administrador Apostólico y por los sacerdotes nuevos (aunque estaba metido en medio el padre Pinos que no consiguió ocultar su cara de furia).
Declaran que solo su teatro y su dinámica valen, y que de nada sirven “los ritos, los golpes de pecho y los rezos”, en alusión a la celebración de los sacramentos, a su falta de enmienda y al grupo de Rosario diario. Precisamente es valioso para nuestra Iglesia es la Eucaristía, el arrepentimiento de los isamitas y la oración de todos. Pero ellos no piensan así. 

Cuanto a las 4.000 firmas, decimos lo que hemos dicho siempre: es un puro invento; habría que contabilizarlas y, después de verificar su cantidad, constatar su autenticidad.

Vean: después que salieron los Heraldos del Vicariato, tuvimos la secuencia de 150 marchas públicas diarias a la luz del día, realizadas por miles de fieles de toda edad y condición. No eran exclusivamente carismáticos ni pelucones, como fue dicho despectivamente. Pero eso no existió para Isamis…
Igualmente los medios de comunicación y la propia Radio Sucumbíos publicaron encuestas en que la mayoría de la población quería a los Heraldos y no apoyaba la gestión de Monseñor Gonzalo, pero eso no existió para Isamis... 

Hubo una “marcha blanca” que congregó en torno de 4 cuatro mil participantes de la ciudad y del campo a favor de la Iglesia Católica, mientras que trecientos o cuatrocientos descontentos se congregaban frente a la catedral para protestar contra los Heraldos. Pero eso no existió para Isamis…

En Semana Santa que tuvimos durante la administración heraldista, el Via Crucis del Vicariato congregó a seis mil personas, mientras que el Vía Crucis de Isamis que dirigió el Padre Jesús Arroyo, juntó a ciento cincuenta adeptos. Pero eso no existió para Isamis…

Y ahora nos quieren hacer creer que existen 4.000 firmas de gente de carne y hueso de Sucumbíos que les apoyan ¡si acaban de publicar tres cartas abiertas anónimas! (aunque nos dijeron que “siguen las firmas”).

¿Por qué no publican fotografías de las firmas ¡o, por los menos, de una sola página! O una foto de la entrega de las tales firmas a Monseñor Mietto o del momento en que las dejan sobre el altar??? Dicen que pusieron las firmas “sobre el altar del Señor”. Pero, sobre qué altar y de qué señor? ¿No habrán hecho esa ceremonia en otro lugar oculto y sin testigos no isamitas, durante algún ritual extraño, presentando su embuste (las firmas) en otro altar, junto a un hechicero, por ejemplo? Porque más gusto tienen en esas circunstancias que en la catedral, junto al Administrador, a los “padres prestaditos”, a los movimientos y a los fieles católicos.

Mientras no nos prueben lo contrario, seguiremos creyendo o suponiendo estas cosas. 


A continuación el texto del cual hemos comentado:

domingo, 14 de octubre de 2012

El día 11 de octubre del presente en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Cisne” Monseñor Paolo Mietto dio apertura al año de la fe y se celebró las bodas de oro del Concilio Vaticano II. 

La celebración fue  un momento para reflexionar el que estamos viviendo en nuestro Vicariato. Los Jóvenes de la parroquia “Divino Niño” participaron en el momento de perdón invitando a todos a hacer parte de la reconstrucción de nuestra Iglesia. La dinámica a grandes rasgos consistió en hacer caer al piso una vasija de barro, luego los jóvenes intentaron reconstruirla, pero notaron que necesitaban el apoyo de más personas, así que invitaron a Monseñor Paolo, a los sacerdotes, a los movimientos y personas en general. Algunas personas de movimientos se negaron a este evento dejando evidente la falta de apertura a la reconciliación. 

Destruir esta vasija tomó unos segundos, reconstruirla demasiado tiempo y muchos actores. Esto demuestra que todos necesitamos abrir nuestro corazón para transparentar a Dios. Si queremos que Cristo resucite y esté con nosotros, todos debemos poner nuestro grano de arena, grano de paz a este proceso; de lo contrario de nada sirven los ritos, los golpes de pecho, los shows musicales y los rezos. 

Por otro lado, la celebración tuvo un momento especial puesto que en el momento de las ofrendas. Los laicos y laicas de nuestro Vicariato presentaron en el altar del Señor las 4000 firmas en apoyo al proceso Evangelizador de Nuestra Iglesia. Momento de fe y alegría puesto  que no estamos solos, estamos con la gente que cree en el Cristo de los pobres, el Cristo de los excluidos, el Cristo con rostro sencillo y humilde, el Cristo que camina con el Pueblo.

Gracias Dios por brindarnos la oportunidad de abrirnos hacia la fe, la esperanza y la caridad.
Publicado por ISAMIS 2012 en 14:41

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