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lunes, 15 de octubre de 2012

Comentamos la noticia de El Telégrafo "Un temor recorre todas las calles de Sucumbíos"

Tomada de la edición impresa del Domingo 14 de Octubre del 2012
Un temor recorre todas las calles de Sucumbíos
Redacción Regional Sur 
regionalsur@telegrafo.com.ec

Publicamos y comentamos una noticia de El Telégrafo de Guayaquil, el periódico gubernista de Rafael Correa donde es columnista el Padre Pierre

El nombramiento de monseñor Paolo Mietto como obispo encargado del Vicariato de Sucumbíos no termina de reconciliar a dos congregaciones religiosas en Lago Agrio, por lo que  habitantes alertan de que estaría en peligro la paz social de esa región.

Tres disparates ajenos a la realidad en una frase: El Obispo del Vicariato de Sucumbíos se lleva a las mil maravillas con los católicos de Sucumbíos y solo le toca lidiar con los isamitas (secta local) que no le obedece; las dos congregaciones religiosas de Lago Agrio” (Carmelitas y Heraldos) ya no están más en Sucumbíos y “la paz social de la región” no está en riesgo de ser alterada, lo que es un hecho constatado por todos.

El problema se reactiva a pocos días de celebrarse el inicio del Año de la Fe, una conmemoración por los 50 años del Concilio Vaticano II.

Las diferencias surgieron en 2010, cuando se jubiló el obispo Gonzalo López Marañón, de la congregación de los Carmelitas Descalzos. Entonces El Vaticano nombró  como sustituto a Rafael Ibarguren, de los Heraldos del Evangelio, lo que  afectó el trabajo social de las comunidades. La visión de los recién llegados estaba más orientada hacia la defensa de los valores que a  la asistencia.

Las diferencias no surgieron cuando se jubiló Monseñor Gonzalo sino mucho antes. La Iglesia de Sucumbíos se desvió del camino católico durante 40 años de pastoral equivocada y el Vaticano quiso implantar una evangelización diferente. Isamis espantó a los fieles y atrajo a pocos activistas nacionales y extranjeros. Los sacramentos se fueron suprimiendo progresivamente y se implantó una llamada “iglesia social y ministerial del reino”, muy alejada del modelo católico.

De esa manera los Heraldos arribaron a Sucumbíos en octubre de 2010. Desde ese momento seguidores de ambas corrientes  viven enfrentados. El Vaticano  expulsó a ambas órdenes y en marzo nombró a Polivio Sánchez como delegado pontificio temporal. En septiembre de 2011 nombró a Mietto obispo encargado del Vicariato, pero esas medidas no han calmado los ánimos.

El enfrentamiento viene de lejos, el Vaticano no “expulsó” a nadie, sino que nombró a dos Administradores y a un Delegado Pontificio a los que la secta Isamis (que se cree la dueña del Vicariato) resistió y resiste. El Gobierno se entrometió y envenenó aún más la situación.

Por eso persiste el temor de que se repitan hechos como el ocurrido el  11 de julio pasado al otro lado del río Aguarico: 40 personas al grito de “vivan los Heraldos” atacaron a niños, mujeres, ancianos y miembros de los Carmelitas cuando rezaban el Santo Rosario.

Es pura mentira que al grito de “vivan los Heraldos” se haya agredido a niños, ancianos y carmelitas. Pero, como dice Rafael Correa – ¡en este caso se aplica!- existe una prensa corrupta y mentirosa…

Los Heraldos son  acusados de agredir reiteradamente a religiosos que operan allí desde hace 40 años. Este Diario remitió un banco de preguntas a Mietto a su correo electrónico para conocer su versión, pero hasta la fecha no contesta.

Las agresiones reiteradas son de isamitas, nunca de heraldos. Que se informen con el Padre Remache, con Víctor Pachacama o con el seminarista colombiano, el del arma en la mochila. Por su lado, “este diario” puede esperar sentado en un banco las respuestas del Administrador.

Frente a la disputa,  Freddy Moreno, titular  de la Casa de la Cultura, núcleo de Sucumbíos, afirmó meses atrás a la prensa que “más allá de defender a una u otra congregación religiosa, se trata de una pugna de poderes” entre los miembros de la iglesia de San Miguel de Sucumbíos (Isamis), “quienes defienden su presencia que forjaron durante años”, y  “los que ahora tienen poder económico y buscan el poder político”.

Sin embargo, Sánchez, Moreno y los habitantes sostienen que las confrontaciones delinearon distancias que serán difíciles de borrar.

Mezclan un asunto que es principalmente religioso y moral con intereses económicos y políticos…

El 17 de mayo de 2011 el portal Confirmado.net resaltó: “Representantes de la congregación religiosa de los Heraldos se habrían tomado las instalaciones de Radio Sucumbíos para asumir su administración y restar protagonismo a la comunidad de los Carmelitas, que antes ejercían el Vicariato provincial”.

“Se habrían tomado”. El condicional no informa ni prueba nada. El problema no es que los Heraldos hayan hecho algo, es que los isamitas se negaron a entregar la administración. Se resisten a aceptar que su era pasó; pero parece que no se enteran…

El padre Ricardo del Campo, provicario de Sucumbíos y miembro de los Heraldos, rechazó la versión y aseguró que no se tomaron la radio.

Aquí El Telégrafo afirmó la realidad.

El 11 de septiembre de 2011 la agencia EFE informó: “El Vaticano está preocupado por el conflicto entre seguidores de un modelo de iglesia social y otro jerárquico, y busca nombrar un obispo permanente que tranquilice a los fieles, según  el delegado pontificio Ángel Polivio Sánchez”.

En los siguientes días,  partidarios de los Carmelitas  salieron a las calles para reclamar que Roma escoja a un obispo que mantenga la iglesia social y comunitaria establecida en Sucumbíos, según dijo el padre diocesano Édgar Pinos.

El Vaticano está preocupado pero ya tomó cartas en el asunto y las cosas van entrando en sus ejes. Es cuestión de tiempo. Los fieles están tranquilos y esperanzados. Los isamitas, en cambio, desesperados.
Los que salieron a las calles no fueron los isamitas sino los católicos: más de 150 marchas pacíficas a favor de la Iglesia “Jerárquica” (como la llaman) además de los miles que desfilaron en la “Marcha Blanca”.
A Isamis solo le queda la Radio Sucumbíos a nivel local, y a nivel nacional, El Telégrafo

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