Pero para observadores y analistas imparciales, cubanos o no, el difunto no es más que un cruel tirano, un obcecado sexual, un histrión impresentable.
Sino, veamos algunos datos que están al alcance de quienquiera verificarlos… a no ser que se sea un fanático ideólogo isamita que vive en el reino de la utopía y dentro de una burbuja:
Fidel Castro, el supuesto amigo de los pobres, es (fue) una de las fortunas personales más grandes de la actualidad, por encima de la reina de Inglaterra y de emiratos árabes: 900.000 millones de dólares. Sus últimos años quiso mostrarse (o lo mostraron) como un viejo banal y zaparrastroso. Estaba lleno de oro a expensas de un estado y de un pueblo expoliado.