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jueves, 2 de junio de 2016

Con qué desvergüenza… (III)

Continúa el comentario del lamentable artículo de encomio de Mons. Gonzalo López escrito por Fray Eduardo Sanz de Miguel, digno correligionario de los carmelitas Berdonces, Gallego, Vinicio Pastor y otros que conocimos en Sucumbíos.

Monseñor Gonzalo recibió varias condecoraciones del presidente de la nación y de otras instituciones. A pesar de todo, el nuncio le pidió que abandonara la diócesis y el país (aunque él estaba nacionalizado en Ecuador). El misionero lo hizo con dolor.

Monseñor Gonzalo no recibió “varias condecoraciones del presidente de la Nación y de otras instituciones”. Recibió solo una condecoración del presidente (y bien pingue) y otra de una universidad. Vamos a analizar las tales “varias condecoraciones”…

El presidente Correa lo otorgó la Orden Nacional al Mérito… pero en el grado menor, la de Caballero. Ni el Collar, ni la Gran Cruz, ni Comandante, ni Gran Oficial, ni Oficial (honras estas que recibieron personalidades como el embajador de China Popular, el canciller cubano, un cantor sandinista o una pasionaria argentina llamada Bonafini). El ex Obispo de Sucumbíos merecía algo más.

Rafael Correa, desafiando al Vaticano, se deshizo en elogios al Vicario emérito, pero a la hora de la verdad fue bien poco generoso. Y con tan poca cosa, los carmelitas e isamitas rebeldes difundieron la historia de la condecoración e hicieron una fiesta.

La otra condecoración fue de la Universidad Andina Simón Bolivar. Otro bochorno. Se la otorgó por su rector, el ex diputado Enrique Ayala Mora del Partido Socialista (en el que aún milita)  y consistió en nombrarlo Profesor Honorario… Esas son las “varias condecoraciones” que recibió Monseñor Gonzalo.

A pesar de todo” continúa el artículo. ¿Qué es ese “todo”? ¿Será esa avalancha de condecoraciones?

El nuncio le pidió que abandonara la Diócesis y el país”. Esto no es exacto. Fue el Cardenal Prefecto de la Congregación de la Evangelización de los Pueblos Iván Días el que le pidió eso por escrito. Su carta circuló; la leyó Monseñor Gonzalo por Radio Sucumbíos… Probablemente el Nuncio, como buen diplomático en armonía con la Santa Sede, habrá intervenido para que se cumplan los deseos de Roma.

El misionero lo hizo con dolor”. Esto es totalmente falso. En primer lugar porque se quedó varios meses en Quito desobedeciendo las intenciones del Vaticano. Además se puso en una supuesta Huelga de Hambre (que él llamó de ayuno tipo Gandhi) en plaza pública y bajo una carpa, haciendo el ridículo, a pesar de su dignidad episcopal y su edad avanzada. Por fin, a las instancias del Presidente de la Conferencia Episcopal (con el que no congeniaba nada) Gonzalo dejó su ayuno y voló a España declarando que se iba feliz.

¡Cómo se miente! ¡Con qué desvergüenza!


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