Se comprueba cada día más que los isamitas, además de no respetar a las autoridades eclesiásticas constituidas (Papa, Nuncio, Obispos, Administradores, párrocos), tampoco respetan a la opinión de la mayor parte de los fieles del Vicariato. Se rebelan contra la autoridad y se erigen en dictadores sobre un pueblo que en su mayoría los rechaza.
En efecto, tanto las manifestaciones populares (recordemos la “marcha blanca”, las ceremonias de Semana Santa, las 150 procesiones diarias por las calles de Nueva Loja) como las encuestas publicadas (de El Vocero Sucumbiense, de La Hora de Quito, ¡de la propia Radio Sucumbíos!), muestran hasta qué punto la población estaba descontenta con ISAMIS y a gusto con el cambio operado.
Es verdad que ahora nos amenazan con miles de firmas de apoyo y con adhesiones internacionales. Pero eso es lo de siempre, nos mienten. Además tienen miedo de quemarse publicando algunos de sus cómplices.
Con firmas o sin firmas, con popularidad o en el total desprestigio, los isamitas tienen el deber de acatar la decisión del Obispo que nos ha dicho que quiere que Sucumbíos sea “Casa y Escuela de Comunión”. ISAMIS cita hipócritamente esa intención del Obispo, pero la contradice formalmente con sus actitudes.
La última es que, contra la voluntad de Mons. Paolo, pretenden recomenzar el relajo de una “vigilia” que, en realidad, es una protesta pagana más propia de sindicalistas que de fieles católicos. Pero ellos desobedecen y se plantan ahora en el Divino Niño. La vez pasada transformaron la plaza de la catedral en un basural donde dormían, comían y chismeaban –jamás rezaban- unas pocas personas descalificadas ante el desconcierto de los pasantes y con la complicidad de “Yofrito”. Y, lo peor, con la presencia del Santísimo Sacramento del altar puesto en una custodia, tomando, así, el santo nombre de Dios en vano.
Recordemos que los fieles católicos cesamos nuestras procesiones y marchas porque Monseñor Paolo deseaba que bajaran los ánimos y llegásemos a la anhelada comunión. Obedecimos y dejamos de manifestarnos. Pero estos revoltosos retoman ahora su agresiva “vigilia” de resistencia contra la voluntad del Obispo y del pueblo de Sucumbíos. Solo en la familia Torres ISAMIS tiene unanimidad de apoyo. Esa familia, que tanto fue favorecida por Mons. Gonzalo, concurre en masa a la nueva “vigilia”, con el payaso y todo.
Corre por ahí que el autonombrado “párroco” del Divino Niño iría a estudiar a Roma mandado por el Administrador Apostólico. Dudamos que obedezca, a no ser que sea para hacer turismo y otras cosas no muy “piadosas” en la Ciudad Eterna. Porque su cabeza no le da para el estudio metódico ni su corazón para la obediencia religiosa. Así se nos ha dado a conocer este triste fabricante de monigotes que no consigue engañar más a nadie.
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