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miércoles, 28 de noviembre de 2012

UNA “MISA” ISAMITICA EN MÁLAGA, ESPAÑA, DURANTE UN CONGRESO DE “TEOLOGÍA”.


(EL ARREGUI A QUE SE REFIERE ESTA NOTICIA NO ES MONSEÑOR ARREGUI, ARZOBIPO DE GUAYAQUIL, SINO JOSÉ ARREGUI, UN EX SACERDOTE VASCO QUE ES TEÓLOGO DE LA LIBERACIÓN)


Recogía el otro día las declaraciones de Esteban Tabares quejándose de que en una ocasión el obispo se presentó en la clausura de una de esas reuniones de base que vaya usted a saber qué es nada menos que “para descalificar nuestro guión de celebración de la Eucaristía y presidirla él mismo con su propio ritual”.

No nos dijo cómo era su guión. Pero hoy Religión Digital describe minuciosamente la misa de clausura de este mismo colectivo de ayer mismo. Pues ya ven que por fin nos hemos enterado del famoso guión.

Para empezar uno ve una mesa con unos cuantos sentados alrededor que te hace pensar que deberían ser los concelebrantes, entre los cuales están al menos un secularizado, Arregui, y una señora. Extraña mesa para comenzar.

En fin, sigamos la crónica, en la que simplemente copio lo que escribe José Manuel Vidal:

Para empezar, nada de lo previsible empezando por lo más externo: Sin cirios ni incienso. Una misa sin vestiduras ni altares, sin casullas ni corporales.

En la presidencia de la mesa, colocada al mismo nivel de la gente, Juan Masía, José Arregui, Pepa Torres y Ximo García Roca, junto a representantes de las comunidades y gente del común de mártires. Una misa sin homilías pomposas, pero con comentarios compartidos.

Una bella plegaria eucarística, leída por los que estaban en la mesa. Con alabanzas al “Dios liberador, esperanza de los cautivos y oprimidos, porque santo eres tú, Dios padre y madre…”
Tras una consagración pronunciada por todos los asistentes en una fórmula coral, se reparte la comunión: pan y vino de verdad.

Aquí sigue un servidor. Casi convocando un concurso de cuántos disparates litúrgicos se han dado cita en esta extraña celebración que pretenden seguir llamando la eucaristía de la iglesia católica. Pero lo más desternillante, porque ya ni quedan lágrimas, es la intervención de Pepa Torres cambiando la gracia de Dios por la energía positiva: “"esta sala está habitada por nuestra energía, que es la energía de Dios: desvelos, sueños, amores, miedos, desiertos, resistencias, esperanzas, sueños, cariños…” Y, con un ejercicio corporal nos hizo recoger la energía del suelo y elevarla a lo alto de las manos, para que fuese cayendo sobre nuestras cabezas, nuestro corazón, nuestras rodillas cansadas de recorrer los caminos de la vida y terminar en los pies, para seguir caminando y poder llegar a toda la humanidad, especialmente a los más empobrecidos. Amén.

Invito a dulces de las clarisas y benedictine a quien me encuentre exactamente en qué parte de los documentos del Vaticano II está prevista una celebración de la Eucaristía así. ¿Juan XXIII la celebraría, la admitiría? ¿Y Teresa de Calcuta?

Y todavía se quejan de que la iglesia no les comprende. Se ciscan en la comunión eclesial, se cachondean de la doctrina, se pasan por el forro de sus caprichos la eucaristía. Y encima son los oprimidos.

Panda de caraduras. Y me encantaría una palabra de monseñor Catalá, que es a quien corresponde decir algo.


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