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lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Armar maletas o armar guerras?

Rostros tétricos y deformes, que dan miedo o asco. Un rencor amargado que no consigue reprimirse, amenazas veladas, cosas dichas a medias, codificadas o  sobre entendidas…  ¡Qué feo es colgar semejantes mensajes e imágenes!

Y después: poner en la misma olla a movimientos o congregaciones no muy afines (aunque todos sean anti isamitas) no se ajusta a la realidad. El Opus Dei o los carismáticos de Sor Genoveva no son la misma cosa como lo es, por ejemplo, los carmelitas de Burgos, el padre Pierre o la Federación de Mujeres de Sucumbíos.

Que se refute lo que escribimos o comentamos, pero que no se publiquen, en prosa o en verso, gemidos apocalípticos. Un argumento o una idea expresada con lógica tienen su valor y se respeta. Lo que no es eso, es el lenguaje equívoco, sentimental o furibundo de los amigos de ISAMIS que conocemos demasiado.

“Armar maletas” es un ejercicio propio del peregrino. No es cargoso (aunque les costó hacer las maletas a los carmelitas que salieron -¿salieron?- de Sucumbíos). Si en la maleta o mochila se llevan armas, piedras, dinero del compartir o drogas, cuesta un poco y es riesgoso. Pero si se vive con espíritu pacífico y modesto, el peso será siempre liviano. De nuestra parte, las maletas están, prácticamente, hechas en permanencia.

En todo caso, lo más terrible será el peso del bagaje que, en el día del juicio, pondrán unos y otros en los platos de la balanza que sellará para toda la eternidad el destino definitivo de cada cual. Virgen del Cisne: intercede por tus hijos!


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