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martes, 27 de noviembre de 2012

“GONZALO LÓPEZ MARAÑÓN LA ENTREGA DE UN HOMBRE DE FRONTERA”

José Tonello
José Tonello (no confundir con el Nuncio Ottonello...) es sin duda un filántropo, un buen administrador y un corazón generoso. Todos le conocemos y sabemos de sus logros por el bien de la gente. Lástima que ha hecho, más de una vez, causa común con la pandilla de ISAMIS, lo que le disminuye su aurea. Por ejemplo cuando en los locales del FEPP de Lago Agrio se realizó una reunión contra la administración del Vicariato en los tiempos de los heraldos, contestando las disposiciones de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Recientemente se publicó en el blog de ISAMIS una semblanza de Gonzalo López Marañón escrita por José Tonello que no es justa ni verdadera. Es demasiado generosa. Y, como no podía dejar de ser, otros blogs isamíticos la reprodujeron (porque entre ellos es así: se echan incienso como en la limpia de los indígenas). Es el caso de una página lamentable que se declara como “un espacio para recrear lo sagrado y lo profano con ojos de mujer”… (A seguir la referencia) http://evangelizadorasdelosapostoles.wordpress.com/2012/11/26/semblanza-de-mons-gonzalo-lopez-m-2/

Una falla que vemos en su artículo es que elogia a Mons. Gonzalo por ser un pionero de la construcción social de la provincia y no precisamente un guía espiritual que es para lo que existen, prioritariamente, los Obispos de la Iglesia Católica. Pero bueno, al fin y al cabo no es malo que se haga obra social. Pero ¿se hizo realmente obra social?

Nos dice para comenzar un dato curioso “Las primeras reuniones para iniciar el proceso de la creación de la Provincia se realizaron en la propia iglesia de Lago Agrio, una de las razones por las que el equipo municipal anterior creó la ordenanza que declara la catedral como patrimonio cultural de la provincia”. Solo que, siendo la catedral inexistente –solo bajo la administración de Mons. Mietto va a concluirse y empieza a utilizarse- el tal “patrimonio cultural de la provincia” no reposa sobre nada. De hecho, parece que el Vicario carmelita estaba más interesado en promover el “Primer encuentro de ciudadanos del nororiente”, la ADSIS, la Asamblea Biprovincial, en hacer la guerra al ejército y a las petroleras, que en construir una catedral a la altura del desafío de la pujante ciudad naciente.

Los logros apuntados en la educación, en la salud y en las organizaciones populares no son tales. Cuando Monseñor Gonzalo dejó su cargo (por cierto, muy a contra gusto) no estaban de pie todas las maravillas que señala José Tonello, y las pocas que estaban, lo estaban en una situación crepuscular de crisis. Los que somos de la provincia sabemos muy bien cómo el Pacífico ya no es lo que fue, cómo la Godina es un engaño que salta a los ojos, como los colegios del Carmen y el Abya Yala funcionan porque son llevados por religiosos/as que no son ni carmelitas ni isamitas, como los centros de salud son inexistentes, como los títulos “universitarios” del instituto tecnológico son contestables.

Cuanto a la radio Sucumbíos, si bien es verdad que “durante los años 90 llegaba a gran parte de la provincia” (es lo mínimo que se puede pretender de una radio que se precie), no es menos cierto que no se caracterizó por evangelizar (es el objetivo de las radios diocesanas y/o misioneras) sino en ser una palanca para que los miembros de ISAMIS lograran cargos políticos. Para no hablar del veneno que destiló y destila la radio, desuniendo a la población, especialmente a los fieles católicos.

Las organizaciones populares son vacías de contenido. Algunas ya no tienen más vida útil y otras son subversivas, al estilo de sindicatos de presión que no existen para el bienestar de la población sino para fomentar la discordia y la lucha de clases. No sabemos si el Señor Tonello ha sido mal informado en Quito por los carmelitas del Inca o de Santa Teresita. Aquí en Sucumbíos, vemos las cosas como son y no como nos dicen que son.

La confianza de Gonzalo López en la “capacidades locales” se dio, pero dentro del círculo de sus amigos. Las “capacidades” reconocidas tenían una orientación ideológica excluyente. Había que contar con él, sí o sí.

La defensa de los derechos humanos de Mons. Gonzalo es otro capítulo que aún no es del todo conocido: Su cercanía con “colombianos” (para no llamarlos de otra forma en estos tiempos de diálogos de paz…) el robo de millones a los 11 del Putumayo, la equívoca postura de las mujeres de su federación que, además de la equidad, propician la igualdad de género, el albergue de refugiados que fue una estafa a sus propietarios y un nido de sediciosos, la exclusión arbitraria y hasta la violencia contra soldados y policías que son ciudadanos ecuatorianos dignos como cualquier otro y, además, católicos, nos hablan de que esa “defensa” tenia mano y contramano.

Otra cosa: la labor de Mons. Gonzalo a favor de los indígenas es un mito que ni los mismos indígenas se lo creen. Lo trágico del caso es que se pretendió defender sus territorios y sus culturas, pero no se les predicó el Evangelio ni se les catequizó. El Padre nuestro o el Ave María lo desconocen, tanto es español como en quichua o en shuar. Saben, eso sí, fumar, danzar y comer chicha. Pero eso ya lo sabían de antes, no se los enseñó Mons. Gonzalo.

Nos gustaría conocer los “procesos de largo aliento” a que se refiere el artículo de José Tonello, que habría impulsado Mons. Gonzalo con la cooperación internacional. Hemos visto, eso sí, desvíos de fondos y falta de trasparencia en asuntos económicos, bien como un cierto retraso social y cultural en nuestra provincia, cuando se la compara con otras provincias del Oriente.

Al “defender las fronteras del Ecuador”, parece que Mons. Gonzalo habría solidificado la” fraternidad, solidaridad, justicia y de amor por la propia tierra”. Lo que consta es que la fe, la piedad o la educación no llegaron tan lejos. Nuestros vecinos colombianos del otro lado del Putumayo o del San Miguel, practican la religión, rezan el padre nuestro y son marianos. De este lado de la frontera no es así.
  


Al elogiar la “sonrisa” y los “sueños” de Mons. Gonzalo, no se traza la figura de un valiente, ni mucho menos de un santo. Y al decir que “no quiere reconocimientos ni alabanzas” no se puede dejar de constatar que los recibió abundantes del gobierno, de los políticos, de los medios y de sus protegidos y aliados (como la familia Torres). ¿Habrá sido insensible a todos esos reconocimientos? Ojalá que si. 

La conclusión del artículo de José Tonello es tan fuera de la realidad que hasta sorprende: Elogiar a Gonzalo “es el reconocimiento a un grupo inmenso de gente (agentes de pastoral, laicos/as, comunidades campesinas, indígenas, afroecuatorianas, mujeres, etc.) que en la provincia de Sucumbíos han luchado y siguen luchando para construir un mundo mejor, sin odios y sin revanchas, con la confianza de que es posible vivir en verdad, justicia, amor y paz. En Mons. Gonzalo están todas esas personas”.

Cuando constatamos a diario el odio y las revanchas que promueve ISAMIS contra todos los que no son de sus cuadros y la falta total de “verdad, justicia, amor y paz” con que se manejan, nos dan ganas de llorar. Si en Mons. Gonzalo están todas esas personas, es el caso de decir que el Obispo emérito está poseso por el diablo, sus pompas y sus obras.

Si para elogiar la persona y la obra del Obispo Gonzalo hay que recurrir a las mentiras que nos narra la semblanza de José Tonello, se concluye que el ex Vicario de Sucumbíos es un pobre fracasado. Sobretodo después del papelón de su inútil y mediática huelga de hambre (que José Tonello no se atrevió a citar).

Lo que hubiera sido propio es que nos dijera que en Sucumbíos, gracias a Monseñor Gonzalo, se practica la fe, se frecuentan los sacramentos (bautismos, matrimonios, reconciliación), abundan las vocaciones, florecen los seminarios, decaen las sectas, se aprende la cultura y florece la educación, se vive en armonía y en paz.

Lastimosamente, nada de eso es verdad. No fue así durante el reino de Mons. Gonzalo, ni queda como herencia de su labor de cuarenta años. Esta es la realidad de este triste “hombre de frontera”.


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