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jueves, 8 de noviembre de 2012

Sor Ruth Elvira y fray Silvio, pontífices isamitas de rostro maligno

Ruth Elvira Sánchez, ex monja
Dos portavoces de ISAMIS (Ruth Elvira Sánchez y Silvio Cumbicus) en entrevista publicada en blogs de jesuitas y de consolatos, dan su versión de lo sucedido en Sucumbíos, lamentándose ser “tachados de secta” y de que se los está “gradualmente destruyendo”. Declaran que el Vicariato “está intervenido” cuando, en realidad, está encomendado a un Obispo Administrador, como todos los vicariatos y diócesis del mundo. 

Se declaran víctimas inocentes e incomprendidas, aunque el Vaticano por lo menos en tres ocasiones –lo reconocen en sus declaraciones- les censuró: en 2005, cuestionando la formación de sacerdotes, en 2008, enviando un Visitador Apostólico y en 2010 remplazando a Mons. López Marañón por los Heraldos.

A estos dos “personajes” no se les puede dar crédito en sus opiniones ya que no son católicos practicantes, son tan solo activistas sociales de otra iglesia, “la iglesia comunidad de los pobres al servicio del reino”. Además se sabe de la malversación de fondos de S. Cumbicus en gestiones municipales y del robo de la famosa retroexcavadora, caso emblemático que está en boca de todo el mundo.

Por su parte, Ruth Elvira se presenta como ex misionera laica de ISAMIS (como si hubiese misioneras clérigas o sacerdotisas…) y miembro de la Federación de Mujeres, entidad también laica que nació a la sombra de Mons. Gonzalo, una ONG más, de esas que proliferan en Sucumbíos y en Ecuador y que hasta llegan a preocupar al propio Presidente Correa. Es de nacionalidad colombiana y no está muy claro si fue monja (varias mujeres isamitas son extranjeras y fueron monjas que terminaron colgando los hábitos).

¿Con qué derecho hablan en nombre de la Iglesia, la cuestionan y se adueñan de ella? Pertenecemos a la Iglesia y no somos sus dueños ¡ella es nuestra dueña! No la hacemos: ella nos hace. Pero, como vemos, no es así en ISAMIS.

Esta gente pontifica como los Papas cuando hablan ex cátedra:

Pontifican contra lo que llaman “sacramentos fáciles”, como si los sacramentos no fuesen un don gratuito en lugar de una recompensa, como ellos los consideran. Es sabido que en ISAMIS los sacramentos son dificilísimos y se dan a cambio de dinero y de trabajo forzado.

Pontifican contra el sacerdocio jerárquico y sacramental y se encantan con lo carmelitas que eran iguales a todo el mundo, hasta “lavaban platos”, dicen. Hubiera sido más propio que Ruth Elvira se ponga a lavar platos y deje a los sacerdotes celebrando la Eucaristía, predicando y confesando.

Pontifican sobre la exclusión de las mujeres por parte de los heraldos, lo que es un disparate nunca comprobado. Mentira vil, propia de una federación de resentidas. El protagonismo de las mujeres aumentó en la Iglesia durante la administración de los Heraldos. Solo que las mujeres no celebraban sacramentos como Magdalena Blaser ni se consideraban párrocas como Elsa Encarnación.

Pontifican sobre su caminar con los dos pies, pero no reconocen el fracaso de su labor social: ISAMIS tuvo que cerrar centros de Salud, centros de acogida a colombianos –llamémoslos así…- se apropiaron de una Maternidad que era de la Iglesia, nos engañan con una universidad campesina que igualmente quieren robar a la Iglesia, si es que ya no lo han hecho. Además Silvio Cumbicus se presenta en su entrevista como responsable de la Pastoral social de ISAMIS, cosa que es mentira, a no ser que ISAMIS dispute ese cargo con el Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos que tiene su Pastoral Social propia y su responsable respectivo.

Pontifican que en Sucumbíos se cambió la Virgen del Cisne por la Virgen de Fátima, otro disparate que no es más que una mentira que se suma a tantas otras, cosa que todo el mundo puede comprobar a la luz del día. No fue la Virgen del Cisne que salió de su santuario de El Eno sino su mal servidor, el Padre difamador Luis Mario Remache… En Nueva Loja, la Churonita nunca dejó su lugar en la catedral y se la honró como nunca con flores, rosarios y procesiones.

Pontifican sobre los 11 del Putumayo y sobre el Hogar Infantil, dos fracasos vergonzosos: uno que está siendo sinónimo de robo millonario y otro de incompetencia administrativa. Mienten a nacionales y extranjeros sin el menor rubor. Así son los falsarios.

Pontifican que reciben “difamaciones, amenazas y agresiones”, cuando en realidad son solo denuncias y correcciones, delante de las cuales hacen oídos sordos comportándose como niños malcriados. ¿Cómo niños malcriados? No, como lobos rabiosos que contestan la autoridad de los pastores y los difaman, mientras tratan de pervertir a las ovejas que huyen de sus garras. Desenmascarados en Sucumbíos y en Ecuador, publican sus panfletos en el exterior y piensan que los lectores desprevenidos harán cuerpo con ellos. Basta leer lo que dicen para darse cuenta de quiénes son. Además los lectores de los blogs y de las revistas que les dan cabida, son de la misma tendencia isamitas, son sus compinches. Mal de muchos, consuelo de tontos.

Pontifican que durante la administración carmelita “todos tenían el derecho de opinar (…) y de pensar de forma diferente”. Por eso, ahí están los resultados que hoy lamentamos: confusión, rebeldía, apostasías y mucho odio. Y una población muy alejada de la religión y más interesada por sectas evangélicas que por ISAMIS.

Pontifican sobre los famosos “dos modelos de Iglesia”, un disco rayado que ya no convence a nadie. Cuantos más cismas y herejes haya en la Iglesia, más modelos tendremos y estaremos cada vez peor servidos.

Concluyamos. Mientras los isamitas no doblen las rodillas delante de un sacerdote que les absuelva de sus pecados, pueden seguir caminando con los dos pies y añorando su “compartir” (tantas veces esa palabra fue sinónimo de robo de limosnas), su utopía se les hará cada vez más irrealizable y terminarán muriendo impenitentes. Esto no es un augurio ni una maldición: es la constatación serena y lógica de los hechos.


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