El papa Francisco llamó este sábado a la Iglesia católica
a tener sus "puertas abiertas" y a no actuar como "una
aduana" que controle y administre la fe de sus seguidores.
Durante su misa diaria en la residencia de Santa Marta,
el papa citó el ejemplo de un cura que se negó a bautizar al hijo de una madre
soltera. Al respecto dijo "esta mujer tuvo la valentía de proseguir su
embarazo (...) ¿y qué es lo que encuentra? Una puerta cerrada".
Francisco prosiguió diciendo que "cuando escogemos este camino, no estamos ayudando al pueblo de
Dios" y agregó que "Jesús creó los siete sacramentos y con este tipo
de actitud creamos un octavo: ¡el sacramento de la aduana pastoral!".
El sumo pontífice se lamentó que a menudo los curas se
comportan como "controladores de fe" y no como
"facilitadores".
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