Un es “Nha Chica”, primera mujer
afro-brasileña declarada beata, hija y nieta de esclavos, conocida como “Madre
de los Pobres”. Era analfabeta y, entretanto, fue una sabia y magistral
consejera.
También el Papa Francisco reconoció las
virtudes heroicas de la reina italiana María Cristina de Saboya, esposa del Rey
Ferdinando II, rey de las Dos Sicilias. María Cristina era hija de Victorio
Emanuel I de Saboya.
En
estos dos modelos que la Iglesia nos propone, ambos del siglo XIX, vemos
como todos tienen cabida en el Corazón de Jesús y pueden ser modelos para los
demás: Se santifican los poderosos y los sencillos, los nobles y la gente de
origen popular.
La teoría de ISAMIS de que solo se debe
evangelizar a los pobres y que hay que dejar de lado a los que tienen medios
económicos, como los industriales, propietarios, comerciantes, militares o
personas adineradas, es una barbaridad opuesta al Evangelio.
Que la negra esclava y la reina soberana
intercedan por nosotros en Sucumbíos que tanta necesidad tenemos de santos.
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