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miércoles, 12 de junio de 2013

Catástrofe en Sucumbíos: Gigantesco derrame de petróleo en río de Ecuador avanza rumbo al Amazonas


10/06/13: Un deslizamiento de tierra que derrumbó millones de toneladas sobre una tubería principal de transporte de crudo de Petroecuador, en las cercanías del volcán El Reventador, provocó un gigantesco derrame que las autoridades aún luchan por cerrar completamente.

Más de 11.500 barriles de crudo, es el cálculo inicial de lo que se ha volcado ya en el río Coca, afluente de uno mayor, el río Napo, y la mancha ha cruzado ya los límites con Perú, para dirigirse ahora hacia territorio brasileño, en tanto el cauce concluye en las aguas del río Amazonas.

El accidente, en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, es el mayor en su género a nivel del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano y arrastró casi totalmente un sector de las tuberías, generando la catástrofe, que los técnicos habían evaluado en principio por la mitad de los realmente acontecido.


Convocan empresas estadounidenses especializadas

Desde la Cancillería brasileña existe desconcierto acerca de la verdadera magnitud de la catástrofe, ya que en un primer momento, las autoridades ecuatorianas habían asegurado a Brasil que solamente se habían derramado algo más de 6.000 barriles.

Sin embargo durante su paso por territorio peruano, la mancha demostró ser mucho mayor a lo calculado, y se alertó a Brasil, hacia dónde se dirigía,  que activó los sistemas de seguridad de la Agencia Nacional de Petróleo, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y la Marina de Brasil.

Los brasileños han comprometido ya apoyo a Ecuador y a Perú para tratar de contener y disolver la mancha, pero todo apunta que será imposible frenar el caudal venenoso antes que entre en contacto con los afluentes inmediatos del Amazonas.

La petrolera ecuatoriana Petroecuador, confirmó que ha contratado una empresa estadounidense especializada en limpieza ambiental, para enfrentar los daños causados, pero hasta el momento resulta casi imposible acceder a la mayoría de los puntos selváticos, donde fluye el petróleo.



Las empresas americanas (con complicidades locales) son, en último análisis, las responsables por este trágico accidente que deteriora fatalmente nuestro ecosistema… y ahora se las contrata para paliar los daños causados.

Más o menos como Isamis que devastó la fe católica en el Vicariato y, a pesar del descrédito generalizado en que cayó, pretende continuar sus fechorías y colaborar para lograr que nuestra Iglesia sea “casa y escuela de comunión”.

Mientras tanto, igual que en los asuntos religiosos, el gobierno finge ignorar las cosas en sus verdaderas proporciones (“algo más de 6 mil barriles”…)
Perú podría pedir al Ecuador una indemnización. ¿Y Quién va a indemnizar la pérdida de tantas almas y el daño sufrido durante cuatro décadas de imposición forzada de “pastoral” isamítica? Correa se apresuró a ofrecer sus disculpas al Perú pero aún no pidió perdón a la Iglesia.



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