INfocatólica
26-06-13
Entre loas a los
miembros de la teología de la liberación, José Manuel Vidal va y suelta esto:
¡Qué bonito sería un colegio cardenalicio
formado por por hombres y mujeres de todo el mundo, elegidos por el Pueblo de
Dios, por ser iconos vivientes y testigos creíbles del Evangelio! En un colegio
cardenalicio así, no creo que Casaldáliga se negase a participar.
Pues bien, vamos a ver de qué es icono ese obispo español que ha desempeñado su
ministerio episcopal en Brasil. Para ello, voy a copiar íntegra la carta
que dirigió en su día a un tal Fidel Castro:
Fidel:
Una vez más recibo invitación de Cuba y
una vez más he de contentarme con enviar un mensaje. De corazón, eso sí.
Hoy te lo dirijo a ti, personalmente y
tuteándote, para quitarle hasta el menor atisbo de ceremonia. Como corresponde
a compañeros de luchas y de esperanzas.
Espero no escandalizar demasiado ni a la
derecha ni a la izquierda.
Estos días has sido noticia mayor, también
en Brasil. Con titulares como éste: «Un ateo en el Vaticano».
Y de eso quería hablarte, a ti y a todos
los compañeros y compañeras que están ahí en esta hora histórica de tus 70
años, del proceso cubano y de la macrodictadura neoliberal.
Recuerdo, todavía con emoción, la carta
que te entregamos, en 1985, Betto, los hermanos Boff y yo, escrita para ti por
el patriarca de la Solidaridad y los Derechos Humanos, el cardenal Paulo
Evaristo Arns, arzobispo de São Paulo. «Aunque Vd. se declare increyente -te
decía él- yo le pido que rece por mí…».
Fidel, a estas alturas de tu vida y la mía
y de la marcha de nuestros pueblos y de las iglesias más comprometidas con el
Evangelio hecho vida e historia, tú y yo podemos muy bien ser al mismo tiempo
creyentes y ateos.
Ateos del dios del colonialismo y del
imperialismo, del capital ególatra y de la exclusión y el hambre y la muerte
para las mayorías, con un mundo dividido mortalmente en dos. Y creyentes, por
otra parte, del Dios de la Vida y la Fraternidad universal, con un mundo humano
único, en la Dignidad respetada por igual de todas las personas y de todos los
pueblos.
Con esta fe, abrazo a todo el pueblo de
Martí, en la esperanza de su victoria sobre el bloqueo inicuo, en la defensa de
sus conquistas sociales y en la consolidación de una democracia sin
privilegiados y sin excluidos, con Pan y con Espíritu, con Justicia y con
Libertad; en la hermosa patria de la Isla y en toda la Patria Grande de Nuestra
América.
No te doy la bendición porque tengo dos
años menos que tú y es a los mayores a quienes corresponde bendecir…
Te abrazo, como compañero de camino.
Pedro Casaldáliga,
obispo de São Félix do Araguaia, MT, Brasil
obispo de São Félix do Araguaia, MT, Brasil
Como ven ustedes, este obispo de la teología de la liberación
considera al tirano comunista un modelo a seguir. Es su “compañero de
camino".
Por supuesto, a los cubanos que viven oprimidos por la dictadura castrista, que les den
morcillas. Esos no cuentan. Esos no necesitan ser liberados. Esos no
existen a la hora de poner en marcha la “opción preferencial por los
pobres". Hay pobres y pobres. Faltaría más. Los de Cuba merecen que un
obispo católico alabe la figura del que les tiene sumidos en la pobreza y la
falta de libertad desde hace más de cuarenta años.
Y como eso les parece poco al señor Vidal,
ahora va y pide que el Papa le cree cardenal. Y de paso, que rehabilite a todos los teólogos que
mezclaron la doctrina social de la Iglesia con la ideología política del
castrismo. ¿Qué será lo siguiente? ¿Pedir que la Iglesia canonice al Ché
Guevara y a Hugo Chávez?
Quien para combatir el mal, un sistema
político-económico que deja de lado a los pobres, se alía y se hermana con el mal,
un sistema político-económico que deja de lado a los pobres y les quita
cualquier tipo de libertad, se convierte en instrumento y siervo del mal. No se puede derrotar a Satanás aliándose con
Satanás. Pero a estos pseudo-profetas del progre-eclesialismo les da lo mismo.
Creen que con el papa Francisco ha llegado su hora. Le consideran “uno
de los nuestros". Pero el Papa ha de ser Papa de todos. También de los
oprimidos por el compañero de camino de Casaldáliga. “Premiar” al paladín episcopal del castrismo
sería como premiar al castrismo. Y la Iglesia no puede permitirse semejante
atrocidad. Decir esto no convierte a nadie en un capitalista neolibreal.
Es una mera cuestión de justicia. De aprecio hacia quienes llevan más de
cuarenta años viviendo en una cárcel en forma de isla.
Luis Fernando
Pérez Bustamante
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