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martes, 16 de julio de 2013

Otros ejemplos de contestación en la Iglesia

Algunas diócesis españolas están en crisis vocacional. Asturias, por ejemplo, donde hay 900 parroquias y solo 300 sacerdotes activos.

El Arzobispo Diocesano de Oviedo, el franciscano Jesús Sanz Montes, se empeña en remediar las cosas en la medida de sus posibilidades y está, poco a poco, cambiando la faz de la diócesis.

En los solo tres años que lleva como responsable, se preocupa de que todos los pueblos tengan asistencia sacerdotal. Así, en 2010 hubo cambios o designaciones de 31 sacerdotes, en 2011  fueron 24, en 2012 48 y ahora, en julio de 2013, 50 curas fueron afectados por los cambios.

Pero… hay veneno isamita por allá también.  Algunos vecinos de Pola de Lena han dicho que no quieren que cambien a su párroco Orestes Santos, pues ayuda mucho a los pobres y se han rebelado contra su Obispo. Llegaron a declarar: “Si cambian al párroco de Pola de Lena, dejaremos de participar en la iglesia”. Les importa más el apego a una persona que la perseverancia en la fe. ¿No se parece a lo que pasó aquí?

«Los cambios no son prebendas, caprichos ni penalizaciones» ha dicho Sans Montes. El arzobispo de Oviedo se defiende de las críticas tras los últimos nombramientos: «No podemos hacernos dueños del cura o de la parroquia. Estamos muy justos de personal».

Pero no hay caso. Parece que los defensores de padre que debe dejarles, dejarán la Iglesia. Por lo visto no creen ni valoran al sacerdocio. Apuestan en hombres: Pablo, Edgar, Raúl…

Hay que saber que Mons. Sans Montes es firme y valiente y se enfrentó también con otro caso complicado: Pese al apoyo decidido de los feligreses a su cura, el arzobispo de Oviedo ratificó la suspensión «a divinis» del hasta hace bien poco titular de la parroquia Maliaya de Castiello de la Marina, el padre Chus, apartado también de las de Tazones, Argüero, Oles, San Justo, Careñes y Villaverde.

Así lo hace saber el prelado en una carta fechada el pasado día 4 y remitida ayer a todos los sacerdotes de la Diócesis en la que informa al presbiterio diocesano de su versión de los hechos: «Tras la presentación de varias denuncias por parte de algunos fieles contra el presbítero D. Jesús María Menéndez Suárez, consultada la Santa Sede sobre el modo de proceder, con fecha 29 de junio de 2013, he considerado oportuno suspenderlo cautelarmente con la prohibición de poner en ejecución todos los actos de potestad de orden y de gobierno, y del ejercicio de todas las funciones y derechos inherentes al oficio de párroco y profesor de Religión y Moral Católica hasta que la Santa Sede se pronuncie definitivamente sobre el fondo del asunto».


No es fácil lidiar con el diablo. 

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