Bert Thelen ya no es jesuita. Y tampoco
quiere ser sacerdote. En una carta publicada en diversos medios de comunicación
estadounidenses (se lee íntegra en el NCR), ha anunciado tanto
su intención de abandonar su orden y el sacerdocio como las razones de dicha
decisión.
Leyendo sus
argumentos, lo que cabe preguntar
es por qué ha tardado tanto en dar ese paso. Su idea de lo que debe ser
la Iglesia es cualquier cosa menos católica. Lo de menos es que le parezca mal
que no se ordenen las mujeres o que el catolicismo no acepte el matrimonio
entre homosexuales. Su heterodoxia
en esos asuntos es fruto de herejías mayores de carácter eclesiológico y
cristológico. Por ejemplo, habla del Cristo cósmico en términos muy
similares a como lo hacen los gurús de la Nueva Era. Una cosa es proponer un
sano ecologismo y otra lanzarse por esa vereda pesudo-esotérica.
El problema es que
resulta difícil de creer que este hombre de 80 años haya llegado a esas
conclusiones en poco tiempo. Seguramente ha venido madurando sus ideas desde
hace décadas. Y, lo peor de todo, es
muy probable que las haya transmitido a los fieles que han estado a
su cargo pastoral. Ahí es donde está el drama. Que un alma se pierda por el
abismo del error es grave pero hasta cierto punto normal. Que además sea guía para que otras almas sigan por su camino
de perdición, sin que nadie haya hecho nada por evitarlo, no es ni
normal ni admisible.
Es lo que ha ocurrido
en esta ocasión. Su parroquia (S. Juan en el campus de Creighton) ha publicado en su boletín un comunicado
alabando su “testimonio profético“. Dicen que “Bert nos
ha ayudado a soñar con lo que la iglesia puede ser cuando el amor a Dios y amor
al prójimo se toman en serio“.
¿Y bien? ¿qué hace ahora la Iglesia con esa parroquia
que ve al señor Thelen como un profeta? ¿es realmente católica? ¿cuántos
fieles no se habrán visto “contaminados” por sus tesis heréticas?
¿Cuántos Bert Thelen no habrá en otras parroquias repartidas por todo
el mundo?¿quién vigila por la salud espiritual de sus fieles? ¿quién nos
asegura que no hay sacerdotes y religiosos como él que deciden seguir soltando
el veneno del error sin llegar a ser tan coherentes como para abandonar el
sacerdocio y/o la vida consagrada?
Bert Thelen es la
excepción. La mayor parte de
los heterodoxos deciden quedarse dentro del rebaño de Cristo, devorando a las
ovejas que dejan de recibir el buen pasto de la espiritualidad
católica. Los buenos pastores, ha dicho el Papa, deben oler a oveja. Pero hay lobos que están tan acostumbrados a vivir
en el rebaño de Cristo, que también se les ha pegado el olor a oveja.
Un buen pastor debe también tener la vista y el olfato lo suficientemente desarrollado
como para detectar al lobo que se ha introducido en su rebaño y está causando
un estropicio irreparable. La
inacción ante el error es una negligencia que trae como consecuencia la
condenación de muchos.
La Iglesia no puede esperar a que los heterodoxos
abandonen por voluntad propia el ministerio sacerdotal o la vida
consagrada. Ha de retirarles mucho antes para evitar que hagan daño a otros.
Por supuesto, dejando siempre
abierta la puerta a la gracia que les lleva a la conversión y la reconciliación.
Pero si no se convierten, sobran.
17/07/13. Infocatólica. Luis Fernando Pérez Bustamante
Hay
lobos que, a fuerza de vivir con el rebaño, se les ha pegado el olor a oveja.
Los
parroquianos de este “ex” hablan de
“testimonio profético” y de “una iglesia diferente”…
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