Isamis se afirma en su rebelión contra la Iglesia Católica, se jacta de ello y pretende asustar a los católicos con amenazas:

La casa de la reunión-rebelión del equipo misionero de Sevilla ¿será aquella de la que fueron retirados los carmelitas por el Vaticano? Allá vivían bajo el mismo techo en vida común, frailes sacerdotes carmelitas, jóvenes postulantes y muchachas que hacían una “experiencia vocacional”... Una experiencia muy humana, por cierto, pero nada religiosa. Si la asamblea revoltosa no fue en esa casa habrá sido en otra del mismo naipe.

Dicen que Shushufindi no participó, con lo que se desenmascaran a sí mismos: Shushufindi es el único cantón de Sucumbíos que no recibió las influencias maléficas de Isamis. Allá la Iglesia está organizada, los sacerdotes se comportan como tales, los movimientos tienen cabida, la juventud participa, las vocaciones maduran, los campesinos trabajan y van a la parroquia o a las capillas, las Misas y los sacramentos se administran con generosidad, en fin, viven la fe católica.

Declaran que están en un “momento de transición” -ese “momento” ya lleva casi dos años!- Preguntamos ¿De transición entre qué y qué??? ¡Qué lo digan claramente!

Parafrasean una frase de Monseñor Mietto(al que no le hacen el menor caso y solo le dan dolores de cabeza). “Casa y escuela de comunión” debe darse entre los católicos y con la madre Iglesia… no forzando a los demás a isamisarse. ¿Es que su parcialidad no les permite ver esto que todo el mundo ve?

Peor que parafrasear irrespetuosamente a Monseñor Mietto es hablar de “sintonía con el deseo de Su Santidad el Papa Benedicto XVI”. Esta afirmación es una ironía que raya en la blasfemia. Sí, porque desde la época de Monseñor Gonzalo hasta ahora, Isamis no ha hecho otra cosa que alejarse de los deseos de los Papas Benedicto y Juan Pablo II a los cuales no cesa de contestar en público y en privado, en la teoría y en la práctica.

Cuanto al “tema de formación” de la asamblea-que fue el Concilio- quisiéramos saber quién fue el “formador” de los pobres campesinos de esa pastoral (felices los campesinos de Shushufindi que no estaban!), pues las actitudes de los de Isamis son de interpretar el Concilio, así como las Conferencias Episcopales Latinoamericanas, en ruptura con la enseñanza anterior de la Iglesia, lo que deforma e invalida totalmente el mensaje.

Dicen que “reafirman una vez más” todo el blablabla de iglesia comunidad ministerial al servicio del reino, pretendiendo “recuperar y fortalecer” precisamente lo que la Iglesia quiso dejar de lado por sus errores y fracasos (leer carta del cardenal Iván Días a Mons. Gonzalo en que le dice que hay que implantar un trabajo pastoral diferente y opuesto al de Isamis). Eso es lo que sin éxito hasta ahora trataron de hacer la Conferencia Episcopal, el Nuncio, el Visitador, el Delegado, los Administradores y los sacerdotes misioneros de otras diócesis, bien como congregaciones religiosas que pasaron en el pasado por Sucumbíos y que salieron horrorizadas.

Desprecian y critican a los que llaman “Presbíteros prestaditos” y hacen un llamado a religiosos y religiosas de fuera del Vicariato para que vengan a Sucumbíos a implantar el “sueño de Jesús, el reino”.

Parafrasean el lema de Aparecida augurando para Sucumbíos “Discípulos y Misioneros de Jesús”, solo que, como sabemos, se refieren a otro Jesús…

En síntesis, una “asamblea” de pastoral campesina de Isamis que dice ahondar en “el deseo de nuestro Pastor Mons. Paolo Mietto”:

-         lo ignora y se substituye a él,

-         contribuye a prolongar el “momento de transición” que se nos está haciendo eterno,

-         critica a los hermanos sacerdotes que evangelizan en Sucumbíos y

-         llama a otros religiosos –en un apelo patético- a desembarcar en nuestro Vicariato para secundar su revolución. ¿Con qué mandato y derecho? Ah! es que se trata de una utopía martirial y profética…

¿Piensan que soportaremos por mucho tiempo aún esta grosera rebelión?