Ahora ha publicado un artículo, “Tiempo de esperanza”, en el que, basado en una información falsa, teje comentarios absurdos.
En efecto, dice que el Papa ha convocado un sínodo sobre la familia (tema que le interesa para redefinir y legitimar su oscura situación en la sociedad…) y que “la gran novedad, calificada de “acontecimiento inédito”, consiste en una consultación a todos los católicos mediante un cuestionario de 9 puntos y 38 preguntas sobre la familia. De hecho, es la primera vez que un papa consulta a los católicos a nivel universal”.
Ahora, resulta que el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, desmintió el sábado 2 de noviembre que se trate de una "consulta a los católicos de todo el mundo" o una medida insólita y única del Papa Francisco.
“Solamente se trata de un documento enviado a las Conferencias Episcopales de todo el mundo", detallaba Lombardi a la agencia Aciprensa. Lombardi señalaba cosas tan básicas como que “una pregunta no es una posición doctrinal de la Iglesia”, que el documento solo tiene carácter consultivo, y que no es nada insólito ni novedoso: forma parte de la “praxis” habitual del Sínodo de los Obispos.
Pero ese no es todo el veneno destilado por Pierre. También escribe: “Otra novedad es la metodología. En nuestra Iglesia católica no se acostumbraba pedir opiniones y sugerencias a los católicos sobre temas definidos por los documentos escritos en el Vaticano: se pedía silencio y obediencia. Hasta aquí, el Vaticano bien poco o nada se preocupaba de lo que pensaba la gente de a pie, como tampoco de la recepción de sus documentos, vinieran de donde vinieran”.
Calumnia rastrera y barata de un mal hijo de la Iglesia con el cuál, Ella, está siendo demasiado tolerante. Lombardi insistió en que esto forma parte de la “praxis” habitual de la Santa Sede y que las preguntas que contiene ese cuestionario versan sobre el tema del que tratará el Sínodo de Obispos, titulado “Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización”.
Efectivamente, algunos medios de prensa (corruptos) han presentado la información del cuestionario remitido por la Santa Sede a los obispos de todo el mundo, como si fuera una «innovadora consulta a la iglesia base» en lo que respecta muy especialmente al tema de las uniones del mismo sexo.
La Iglesia es madre y maestra que con ternura y firmeza cuida y enseña a los fieles, sean de a pie o en montura. ¡Claro que la Iglesia pide “obediencia”! ¿Cómo va a pedir rebelión? Eso es solo en las sectas como isamis. Cuanto a que pide “silencio”, es falso, y ahí está la prueba: hasta ciertos periodistas energúmenos tienen total libertad para decir lo que se les antoje, atente o no contra la verdad, la sanidad mental o el bien común.
Volviendo al tema, las preguntas del cuestionario elaborado por la Curia Vaticana, por lo tanto, son dirigidas a los Obispos, es decir, a la Jerarquía de la Iglesia, y no a los fieles. Lo que sería, por otra parte, totalmente imposible de llevar a cabo, a no ser dentro de la mente utópica de este pobre columnista charlatán.
Dice también este hombre: “Se mandaba la doctrina a creer y la práctica a realizar. Esta consultación no debería ser novedad, ya que fue la práctica de los primeros cristianos, tanto para elegir un sustituto a Judas o nombrar a los primeros diáconos, como para decidir si el cristiano debía o no ser practicante de la religión judía”.
Es un disparate lo que este periodista -que se las da ahora de “historiador”- nos dice sobre los primeros cristianos: nunca los fieles fueron consultados sobre cómo remplazar a Judas (debe ser un “santo” de su devoción), para nombrar diáconos o para seguir las costumbres judías. Eran deliberaciones dentro del colegio apostólico (los Obispos de la época).
Por fin, el delirante columnista saluda que “Francisco está cambiando la imagen secular del Papa como monarca absoluto por la de pastor cercano a su grey”. Otra simplificación calumniosa que ofende a la imponente galería de tantos Pontífices que han hecho de su vida un servicio al pueblo de Dios, especialmente los Papas del último siglo entre los cuales hay un santo canonizado (San Pío X) y pronto habrá dos más (Juan XXIII y Juan Pablo II). Las canonizaciones no deben de importar en nada a Pedro Pierre, a no ser que se canonice al Obispo Proaños o al fraile Lutero.
La libertad de prensa no puede cobijar la mentira, la calumnia, el disparate, ni tampoco el suponer estupidez en los lectores.
Evidentemente, como corolario de su corrupción, el columnista franco ecuatoriano (nada franco y nada ecuatoriano) no va a desmentir sus desaciertos ya refutados por el Padre Lombardi, portavoz de Francisco. Mientras El Telégrafo acepte sus colaboraciones -a cambio del vil metal con que es gratificado- va a seguir mintiendo y delirando, porque parece que ha tomado como divisa aquella famosa frase “miente, miente que algo quedará”. Esta frase es atribuida indistintamente a su paisano anticatólico Voltarie, a Stalin, el siniestro tirano soviético y al no menos siniestro Joseph Goebbels, ministro encargado de la propaganda del gobierno de Adolf Hitler en la Alemania nazi. ¡En qué aguas negras (anteriores a Chevron) beben los malos hijos de la Iglesia!
A continuación el artículo que hemos comentado:
El
TELEGRAFO 13
NOV 2013
Tiempo
de esperanza
Pedro
Pierre
Estamos
ante varias novedades con la convocación de un sínodo por parte del
papa Francisco. “Sínodos” hay regularmente en la Iglesia
católica: se trata de una reunión del Papa con los obispos de los
países católicos para conversar sobre algún tema religioso o
social. Luego de esta reunión el Papa escribe un documento sobre el
tema tratado.
El
papa Francisco acaba de convocar a los obispos para un sínodo sobre
la familia en el año 2014. La gran novedad, calificada de
“acontecimiento inédito”, consiste en una consultación a todos
los católicos mediante un cuestionario de 9 puntos y 38 preguntas
sobre la familia. De hecho, es la primera vez que un papa consulta a
los católicos a nivel universal. En América Latina los obispos
consultaron a los católicos para 3 de sus 5 reuniones
latinoamericanas y caribeñas: la de Puebla, México, en 1979; la de
Santo Domingo, República Dominicana, en 1992; y la de Aparecida,
Brasil, en 2007. En la reunión de Puebla la consulta fue la
más democrática.
Otra
novedad es la metodología. En nuestra Iglesia católica no se
acostumbraba pedir opiniones y sugerencias a los católicos sobre
temas definidos por los documentos escritos en el Vaticano: se pedía
silencio y obediencia. Hasta aquí, el Vaticano bien poco o nada se
preocupaba de lo que pensaba la gente de a pie, como tampoco de la
recepción de sus documentos, vinieran de donde vinieran.
Se
mandaba la doctrina a creer y la práctica a realizar. Esta
consultación no debería ser novedad, ya que fue la práctica de los
primeros cristianos, tanto para elegir un sustituto a Judas o nombrar
a los primeros diáconos, como para decidir si el cristiano debía o
no ser practicante de la religión judía.
Por
una parte, Francisco está cambiando la imagen secular del Papa como
monarca absoluto por la de pastor cercano a su grey y con actitudes
de misericordia en vez de órdenes y condenas, imitando así al mismo
Jesús que dijo que la ley, sagrada para los judíos, como el respeto
al sábado por ejemplo, “era al servicio del hombre y no lo
contrario”.
Por
otra parte, esta consulta masiva no hace más que valorar el “sentido
común” del conjunto de los católicos, tal como fue la creencia y
la práctica en la Iglesia primitiva: “La voz del pueblo (es) la
voz de Dios”. Sí, estamos en un tiempo de esperanza al ver a un
papa que enseña porque aprende.
Hagamos
votos por el éxito de este sínodo y para que el ejemplo de la
máxima autoridad en la Iglesia católica se repita, tanto en las
diócesis como en las parroquias.
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