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martes, 16 de abril de 2013

«Donde hay calumnia está el mismísimo Satanás»

HOMILÍA EN LA RESIDENCIA DE SANTA MARTA
Papa Francisco: «Donde hay calumnia está el mismísimo Satanás»
El Papa Francisco reflexionó en su homilía de esta mañana en la Residencia Santa Marta sobre la fuerza destructora de la calumnia, a la que consideró «algo más» que un pecado porque nace del odio y busca destruir la obra de Dios. El Papa se refirió a las lecturas de hoy y reparó en el episodio de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia, que es llevado ante el Sanedrín por su testimonio del Evangelio. El Santo Padre ha asegurado que esta es una era «de gran confusión espiritual».

(ACI/EWTN/InfoCatólica) El Pontífice explicó que Esteban fue una víctima de la calumnia. Se le acusa de «falso testimonio» y no protagoniza una «lucha justa, entre hombres de bien» porque sus enemigos eligieron el camino de una pelea sucia, «el camino de la calumnia».

Agregó que la calumnia es peor que el pecado – una expresión directa de Satanás. «Todos somos pecadores, todos cometemos pecados, pero la calumnia es otra cosa. Por supuesto que también es un pecado, pero es algo más. La calumnia apunta a destruir la obra de Dios, y proviene de una cosa muy mala: nace del odio y el odio es la obra de Satanás. La calumnia destruye la obra de Dios en las personas, en sus almas».

«Donde hay calumnia, está el mismo Satanás», agregó.

Refiriéndose al relato bíblico, el Papa recordó que Esteban no mintió para salvarse. «Él miró al Señor y obedeció la ley» y consideró que esto es lo que ocurre con la historia de la Iglesia porque desde el primer mártir hasta hoy, hay numerosos ejemplos de valientes testigos del Evangelio.

«La era de los mártires no ha terminado. Aun hoy podemos decir en verdad, que la Iglesia tiene ahora más mártires que en los primeros siglos. La Iglesia tiene muchos hombres y mujeres que son difamados por la calumnia, que son perseguidos, que son asesinados por odio a Jesús, por odio a la fe: algunos son asesinados porque enseñan el catecismo, otros son asesinados por usar la cruz. Hoy, en muchos países, son difamados, son perseguidos. Son nuestros hermanos y hermanas que sufren hoy en esta era de los mártires», afirmó.

Para el Papa, esta es una «era de gran confusión espiritual» y evocó un antiguo icono ruso que presenta a la Virgen María cubriendo al pueblo de Dios con su manto.

«Pidamos a Nuestra Señora que nos proteja, y en tiempos de turbulencia espiritual el lugar más seguro es bajo el manto de Nuestra Señora. Ella es la madre que cuida de la Iglesia, Y en este tiempo de mártires, ella es la protagonista, la protagonista de la protección. Ella es la Madre (...) Digamos con fe: Madre, la Iglesia está bajo tu protección. Cuida de la Iglesia».


Qué pensar de isamis donde siempre vemos y oímos críticas, insultos y difamaciones contra todos aquellos que no acompañan su “reino utópico”, es decir contra los feligreses de nuestra provincia y los sacerdotes diocesanos que sacrificadamente han venido de las más variadas diócesis del país para ayudar en la evangelización de este Vicariato.

Sin hablar de lo ya conocido por todos: los agravios lanzados contra el Papa, contra el cardenal Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, contra el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Arregui, contra el Nuncio Apostólico, Mons. Ottonello, contra el ex Administrador Apostólico, Mons. Ibarguren, contra los padres Heraldos, contra los diocesanos “prestaditos” (como dicen ellos), contra los carismáticos y el grupo apostólico que promueve el rezo del Rosario diario.

Todo esto por el simple hecho de ser Iglesia Católica, sirviendo con su función de enseñar, santificar y gobernar. Precisamente las calumnias que lanzan los isamitas son por catequizar, rezar y administrar sacramentos.

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