Monseñor Proaño no fue “un gran profeta
latinoamericano”, entre otras razones porque, como dice Jesús, nadie es profeta
en su tierra. Fue un Obispo con sus aciertos y sus errores. Ambicionando ser
profeta, probablemente el Padre Pierre dejó su tierra y vino para acá. Nunca
sabremos sus antecedentes y su verdadera historia. Pero volvamos a Mons.
Proaño. ¿Sería un profeta?
En la que fue su diócesis, el sucesor
Parrilla no comparte su opción: la profecía no se realizó. En Ecuador, los
Obispos tampoco han seguido su ideología, pues se preocupan por todos los
fieles y no solo por los indios y por los pobres. En Latinoamérica y el Caribe,
la Iglesia tiene una pastoral muy centrada en la misión continental de
Aparecida y no en Medellín que ya pertenece al pasado y fue tragado por la historia.
Y la Iglesia Universal pauta su evangelización con el Concilio Vaticano II
(cuatro mil Obispos) y no en el que llama “famoso Pacto de las Catacumbas”
(menos de cuarenta obispos). Este pacto secreto se hizo en paralelo y a
espaldas al Concilio y no es nada “famoso”, como escribe el Padre Pierre, pues
la gente lo desconoce. Lo han publicado recientemente algunos blogs… que pocos
o nadie lee.
Al hablar de la “pascua” de Mons. Proaño, el columnista gubernamental de Alianza País, no
se refiere solo al “paso” de la muerte a la vida, sino que quiere significar la
entrada en la gloria. Canoniza, sin más, a Mons. Proaño. Una piadosa invitación a orar por su alma,
como se hace en el aniversario de la “pascua” de alguien, ni se le pasa por la
cabeza a este sacerdote o ex. Rezar por los muertos ¿no es una obra de
misericordia? Es más cómodo “venerarlo” y listo.
En esta iglesia comunidad utópica de isamis,
también canonizan a los vivos como a los Obispos López Marañón o Casaldáliga, y
a los laicos, también vivos, como Pagola o a Hans Kung; bueno estos últimos son
clérigos apóstatas que han dejado el ministerio. Todos ellos están con edades
muy avanzadas y en cualquier momento tendrán su “pascua”. De todas maneras, al
cielo de Isamis no se llega por la puerta estrecha; allá va gente muy diversa y
controvertida: Gandhi, Luther King, el che Guevara, Chávez, algún chamán
amazónico, etc.
Lo más triste es que mete en su saco
ecléctico y relativista… al Papa Francisco: “¿Acaso
no es este modelo de Iglesia que pide hoy el papa Francisco para que seamos más
fieles a Jesús y a las primeras comunidades cristianas?”, pregunta en su
artículo.
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