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viernes, 29 de marzo de 2013

Francisco: vivir la Semana Santa es salir de nosotros mismos para ir a buscar, con Cristo, a la oveja perdida, la más lejana.

 
Vivir la Semana Santa es «entrar cada vez más en la lógica de Dios, en la lógica de la Cruz, que no es en primer lugar la del dolor y la muerte, sino la del amor y de la entrega que da vida. Es entrar en la lógica del Evangelio. Seguir a Cristo, acompañarlo, permanecer con él requiere un «salir» de nosotros mismos, de una manera rutinaria de vivir la fe; de la tentación de encerrarse en unos esquemas que terminan cerrando el horizonte a la acción creadora de Dios. Dios salió de sí mismo para venir en medio de nosotros (...) para traer la misericordia (...) que salva y da esperanza. Incluso si queremos seguirlo y permanecer con él, no hay que contentarse con permanecer en el recinto de las noventa y nueve ovejas tenemos que salir para buscar con Él la oveja perdida, la más lejana».

«A menudo nos conformamos con algunas oraciones, una misa dominical distraída y no constante, un acto de caridad, pero no tenemos el coraje de «salir» para llevar a Cristo. Somos un poco como San Pedro. Tan pronto como Jesús habla de la pasión, muerte y resurrección, de entrega, de amor a todos, el Apóstol le lleva aparte y lo reprende. Lo que Jesús dice altera sus planes, es inaceptable, pone en crisis la seguridad que él había construido, su idea del Mesías. Y Jesús (...) dirige a Pedro una de las más duras palabras del Evangelio: «Va detrás de mí, Satanás! Porque tu no piensas como Dios, sino como los hombres. Dios piensa con misericordia... como un padre que espera el regreso de su hijo y va a su encuentro, lo ve venir cuando todavía está muy lejos... señal de que lo esperaba todos los días en la terraza de su casa... Dios piensa como el samaritano que no pasa al lado del desgraciado compaciéndolo, sino socorriéndolo sin pedir nada a cambio, sin preguntar si era judío, samaritano, rico o pobre»,

«La Semana Santa es un tiempo de gracia que el Señor nos da para abrir las puertas de nuestros corazones, de nuestra vida, de nuestras parroquias, de los movimientos, de las asociaciones, y salir al encuentro de los demás, acercarnos a ellos para llevar la luz y la alegría de nuestra fe. ¡Salir siempre con el amor y la ternura de Dios».

Después de la catequesis y de los resúmenes en las diversas lenguas a cargo de los lectores, el Papa saludó a todos y, hablando en italiano se dirigió, entre otros, a los universitarios que participan en el encuentro internacional promovido por la Prelatura del Opus Dei, dándoles las gracias por sus oraciones y afecto al Papa. «Con vuestra presencia en el mundo universitario –dijo– cada uno de vosotros realice lo que deseaba San Josemaría Escrivá: “Es, en medio de las cosas más materiales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres”».


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