Definitivamente esta pobre juventud está bien descarriada. Lo que pasa es que leen y publican artículos de fray Beto, de Pagola o de Gandhi, personajes de escritura proficua pero de doctrina muy contestable. Solo falta que publiquen los escritos del Padre Pierre, el columnista de Alianza País.
La alegría y la esperanza no están en los mensajes de “Carmelo4ever”; están el mal humor y la lucha de clases, igualito como en ISAMIS ¡Qué fiestas más tristes!
También es digno de nota que, en su blog, al lado de un cuadro muy bello de Santa Teresa en la que se la ve en un arrobo místico con la pluma en mano, ponen un encarte de un “Pacto de las Catacumbas” con la siguiente mentira: “Dentro del Concilio vaticano II, los Obispos invitados suscribieron el siguiente convenio”. No fue dentro del Concilio, fue fuera de él, precisamente metidos en una catacumba romana. Al Concilio fueron invitados uno cuatro mil Obispos de los cuales solo “una cuarentena” (cuyos nombres no aparecen…) suscribió ese extraño “pacto”. Pero esta “juventud” deja a entender que el Pacto de las Catacumbas es un documento conciliar!
Otra curiosidad muy de su tono: anuncian un Congreso Continental de Teología que se desarrolló en octubre pasado en San Leopoldo, Brasil, integrado por un grupo escuálido de “teólogos” ancianos, especialmente europeos, en rebelión con el Vaticano, es decir con el magisterio y la disciplina de la Iglesia. Pero no dicen nada de un Congreso de Teología sobre el pensamiento del Papa Ratzinger que tuvo lugar hace un mes atrás también en Brasil, del que participaron representantes de 138 universidades e instituciones académicas de quince naciones y muchísimos jóvenes; fue en la Universidad Pontificia de Rio de Janeiro.
Bueno, la verdad es que cada uno trae trigo para su propio molino. El problema es la calidad del trigo que se va a moler. La harina contaminada marca isamita es indigesta. La harina pura de los trigales bendecidos por Dios es bien nutritiva.
Pero a la juventud carmelita del Ecuador parece que no le importa eso; le importan las fechorías que hacen contra la Iglesia rebeldes declarados. Los huesos de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz deben estremecerse en sus tumbas.
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