“ÉSTA ES LA LUZ DE CRISTO, YO LA HARÉ BRILLAR”
10 DE
ENERO 2013
100 DÍAS
DE VIGILIA PERMANENTE EN SUCUMBÍOS, ECUADOR
Este jueves 10 de
enero se cumplieron 100 días de la Vigilia Permanente de oración y reflexión en
nuestra Iglesia de Sucumbíos, Ecuador y lo celebramos con mucha sencillez y
significado.
La vigilia es la
actitud cristiana y evangélica tomada por ISAMIS ante la situación de
intervención a la que se ha sometido a nuestra Iglesia, desde el 10 de octubre
del 2010. Hasta el día de hoy nadie se hace responsable por esta intervención
realizada desde los escritorios y las lejanías de las curias correspondientes,
pero la ceguera y sordera intencional impiden que consigamos el proclamado
sueño de que volvamos a ser la “Casa y Escuela de Comunión” que se vivía hasta
ese momento en Sucumbíos.
Hemos querido
fortalecer nuestro encuentro con Jesús de Nazaret, el Cristo Señor de la Vida,
en la oración personal y comunitaria, para encontrar la paz y la no violencia
que se requieren para enfrentar la agresión. Seguimos profundizando nuestra
espiritualidad del seguimiento de Jesús y su Evangelio, bebiendo del propio
pozo de la experiencia de oración que hunde sus raíces en la vida, aprendida en
el caminar de nuestra Iglesia, de la Eucaristía con Jesús presente hecho
Sacramento, la Koinonía de la vida de comunidad en el compartir, la
convivencia, las enseñanzas de la Palabra de Dios, las enseñanzas del Concilio
Vaticano II, los documentos del Magisterio Latinoamericano.
Es la segunda vez
que activamos comunitariamente la Vigilia, porque permanecemos constantemente
vigilantes y, la primera experiencia de 139 días, vivida del 7 de enero al 25
de mayo del año 2011, nos dio luces para entrar de nuevo en esta actitud
comunitaria de oración.
Sin embargo, esta
segunda vez, la Vigilia Permanente está marcada por algunas situaciones muy
especiales y diferentes a la primera. Así, la Vigilia comenzó, como inicio de
la Novena de preparación, con motivo del Año de la Fe, invitados/as por el
Santo Padre Benedicto XVI, a conmemorar los 50 años de la apertura del Concilio
Vaticano II. Dada la experiencia de fe vivida en nuestra Iglesia de San Miguel
de Sucumbíos, guiados/as por nuestro Obispo Emérito Mons. Gonzalo López
Marañón, en estas cuatro décadas postconciliares, en fidelidad al espíritu de
abrir las puertas de la Iglesia y, movidos por las contradicciones al espíritu
conciliar, que se quieren implementar en nuestra Iglesia, asumimos
responsablemente esta invitación. La Eucaristía de inicio fue también en acción
de gracias por la vida de Mons. Gonzalo, recordando a la distancia el 3 de
octubre, su célebre cumpleaños. Las condiciones eclesiales por las últimas
medidas implementadas, no iban en coherencia con las decisiones tomadas en las
Asambleas Diocesana Ordinaria y Extraordinaria, según lo recogió la Carta
Abierta del 29 de septiembre de 2012, Día de la Iglesia Local por la Fiesta del
valiente Arcángel San Miguel. Por estas y otras situaciones muy delicadas, se
tomó la firme decisión de buscar recuperar, actualizar, recrear y vivir el
espíritu del Concilio Vaticano II para celebrar su Jubileo y no queriéndolo
enterrar en el olvido.
El lugar de la
Vigilia es la Parroquia del Divino Niño, en la ciudad de Nueva Loja, Cantón
Lago Agrio, a donde todas las noches acuden devotamente los y las fieles
vigilantes de diversas comunidades, barrios, parroquias y sectores de la
ciudad. Con frecuencia se unen a la celebración litúrgica hermanos y hermanas
de comunidades de la pastoral campesina de otros cantones, de la pastoral negra
y visitantes solidarios/as de otras provincias y de otros países. Las
celebraciones litúrgicas son ricas en su simbolismo. La Luz y la Cruz siempre
están al centro significando la presencia de Jesús que está en medio de la
comunidad. Todas las noches los y las participantes encienden el cirio
principal y enseguida cada quien toma la luz en una velita que mantiene en sus
manos hasta que se lee la Palabra de Dios. La oración es compartida y animada
por diferentes equipos cada día. La reflexión de la Palabra de Dios es
meditada, reflexionada y compartida ampliamente por los y las participantes. La
riqueza de las reflexiones brota de la experiencia de la vida del caminar en la
Iglesia Comunidad ministerial al servicio del Reino. Es la alegría de la
Palabra que ilumina nuestra vida, es la alegría que el Vaticano II nos devolvió
la Palabra de Dios a las manos del Pueblo de Dios para leer e interpretar lo
que Dios quiere de nosotros. El compartir igualmente no puede faltar. Cuando
llegan por primera vez representantes de nuevas comunidades o hermanos y
hermanas a la Vigilia, se hace la entrega de la luz con mucha alegría al son
del canto “Ésta es la Luz de Cristo, yo la haré brillar”, y así la Luz sigue
aumentando y propagándose cada día.
Durante estos 100
días han ocurrido importantes eventos, como la celebración del Día de la
Iglesia Comunidad Ministerial al servicio del Reino, el pasado 30 de octubre,
la visita de un grupo de católicos/as alemanes de KLB, la visita de Mons.
Paolo, el pasado 14 de diciembre, entre otros más hermanos y hermanas.
Los tiempos
litúrgicos del Adviento y a Navidad nos prepararon para recibir a Jesús que con
ayuda del material de la Novena, profundizamos en que “Jesús viene como Luz”.
El pasado 6 de enero en la Epifanía, celebramos alegremente la manifestación de
Dios en la Fiesta de la Infancia Misionera. Y ahora celebramos el Bautismo de
Jesús, que ilumina nuestro bautismo, cuando asumimos la opción de seguirle a
Jesús y se les dio la luz a nuestros padres y madres, para hacerla crecer.
Ahora nosotros y nosotras la estamos haciendo crecer porque somos hijos e hijas
de la Luz, y conscientes de la dignidad de nuestro bautismo.
Ya pronto nos
espera la Madre de todas las vigilias, la Vigilia Pascual. Cuando la Luz vence
a las tinieblas, con la victoria de Jesús resucitado sobre la muerte y el
pecado. Nos preparamos desde ya, en este Año de la Fe, en la fuerza de nuestra
fe viva en el Resucitado que fue crucificado.
¿Hasta cuándo será
la Vigilia? ¿Serán otros 100 días o más? Ya se verá, iremos discerniendo los
acontecimientos a la luz de la Palabra. Ya Jesús nos dijo “…estén
alertas, estén vigilantes, porque no sabemos el día ni la hora”. Así que toda
la vida hay que mantener la lámpara encendida de nuestra fe en el Dios de Jesús
de Nazaret, el Hijo del Dios Vivo.
“NO SE PUEDE SEPULTAR LA LUZ
NO SE PUEDE SEPULTAR LA VIDA
NO SE PUEDE SEPULTAR A UN PUEBLO
QUE BUSCA LA LIBERTAD”
Publicado por ISAMIS 2012
Señores de ISAMIS: no es cierto que han estado cien días en oración. Entre otras razones porque la oración es infalible y quién pide recibe, lo dice el Evangelio. Y ustedes no han logrado lo que supuestamente piden, porque es opuesto a los intereses de Dios y al bien de las almas. Tampoco lo lograron en la vigilia anterior frente a la catedral. Tampoco tuvo logro la “vigilia” en Quito a base de miel (?) de Mons. Gonzalo, celebrada por los medios de comunicación y por los políticos de turno. El Obispo rebelde dijo en aquella ocasión que levantaba su “ayuno” porque veía signos de reconciliación en Sucumbíos!
Si rezar significa elevar la mente a Dios, tener un corazón contrito y ser humilde, pues en ISAMIS no se reza.
La iglesia ISAMIS se considera “intervenida”, como si no fuera una parcela de la Iglesia Católica que debe de estar en comunión con los pastores, en concreto con la Jerarquía de la Iglesia, jerarquía que asimilan a “escritorios y curias lejanas”, un verdadero delirio. “Hasta el momento, nadie se hace responsable” dicen; ¡pero si fueron las instancias romanas y ecuatorianas de nuestra Iglesia las que se pronunciaron! Su pretensión va hasta ignorar la evidencia, lo que constituye un pecado contra el Espíritu Santo. Al considerarse “intervenida”, la iglesia isamita reconoce que no es católica, que no acepta el pastoreo de la Iglesia, prefiriendo coquetear con los lobos.
Esa pretensión soberbia (la de considerarse “intervenida”) es una prueba mas de la total falta de espíritu de oración, que han sustituido por el espíritu de rebelión. Y a pesar de eso, hablan del “seguimiento de Jesús” que fue obediente hasta la muerte.
Tienen la osadía de encuadrar su “vigilia” en el año de la Fe y como respuesta a la invitación de Benedicto XVI de celebrar los 50 años del Concilio. Pero se refieren a Mons. Gonzalo que se caracterizó por desarrollar una pastoral no conforme con los lineamientos de la Iglesia, según se lo hizo saber el Prefecto de la Evangelización de los Pueblos. ¿O no existió esa carta? Fingen ignorarla, y cuando la citan, no es como una corrección o llamado de atención y sí como una “intervención”.
No son las asambleas del Padre Edgar Pinos, sean ordinarias o extraordinarias, las que deben pautar el rumbo de la Iglesia local. Son los lineamientos de los Obispos, cosa que sistemáticamente ISAMIS contesta, salvo en lo que se refiere a su ídolo, Mons. Gonzalo. Los Administradores posteriores a él fueron sistemáticamente ignorados y desobedecidos. Ese es el espirito de la “vigilia” que celebran: contestar a la autoridad y tratar de imponer su voluntad propia. Así actuó Luzbel en el cielo, Lutero en Alemania y los demás reformadores y liberadores.
Las celebraciones que hacen en el Divino Niño no son conformes a los ritos católicos en vigor. “Las celebraciones litúrgicas son ricas en simbolismos”, pero no espejan el misterio Pascual de Cristo muerto y resucitado ni su presencia real en la Eucaristía, por la cual no se tiene el mínimo respeto. Sus “celebraciones” no despiertan las ansias del cielo con en las celebraciones católicas. Celebran una utopía en ruptura con la Iglesia de Roma que es nuestra cabeza. ¿Cómo eso va a agradar a Dios?
Por fin, haciendo un pretensioso juego de palabras, afirman:” Ya pronto nos espera la Madre de todas las vigilias, la Vigilia Pascual”, como si su vigilia fuera hecha a la luz de esa maravillosa fiesta de nuestra Iglesia. Lo subido de su autoestima llega al colmo cuando condicionan la duración de su maléfica “vigilia” a su criterio: “¿Serán otros 100 días o más? Ya se verá, iremos discerniendo los acontecimientos a la luz de la Palabra”. Es el más puro libre examen protestante.
La luz de la Palabra la da el Espíritu Santo y el Magisterio y no la ocurrencia fatal de los cuatro padres diocesanos isamitas que tenemos. Los teólogos de la liberación a que se refieren y los contados visitantes extranjeros que vienen a meterse en lo que no les compete no son la voz de nuestra Iglesia. Esos “teólogos” la lastiman y los “visitantes extranjeros” que reciben no deben ser tan incondicionales. Vienen curiosos a ver las excentricidades de ISAMIS y, de paso, a hacer un poco de turismo por nuestra bella provincia.
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