Se opusieron… ¡al propio Mons. Gonzalo López Marañón, su fundador!
Exigencia de Mons. Gonzalo López Marañón enviada por carta desde Canadá a una asamblea de comunidades realizada en Lago Agrio en agosto de 1983 (Monseñor Gonzalo aún no era Vicario, era Prefecto). Estaba habiendo mucha contestación y una grave crisis de autoridad en relación al Prefecto y a los misioneros extranjeros. Había una rama “nacionalista” liderada por María Luisa y Edgar Pinos (que aún no era sacerdote; fue ordenado años después por Mons. Gonzalo… que tampoco era todavía Obispo, era un simple fraile):
“El reconocimiento al Prefecto del derecho de decisión, en forma personal e independiente de los grupos, equipos misioneros u otros organismos” (Pag. 200).
Mons. Gonzalo López Marañón en la década del 70 en Sucumbíos |
“Todos debemos construir juntos, pero ha de constar mi derecho a estimular, corregir o evitar lo que yo no juzgue oportuno en un momento dado para el bien de la Iglesia Local” (Pag. 260).
(Citaciones extraídas del libro “Sucumbíos, de la Misión Carmelita a la Iglesia Local”, de Luciniano Luis Luis OCD, Burgos, Editorial Monte Carmelo, 1995. 401 páginas.)
Son ingobernables, ni Mons. Gonzalo consiguió controlarlos. Nunca quisieron obedecer sino solo mandar e imponer. No sirven a la Iglesia sino que se sirven de ella.
Pobre Mons. Paolo Mietto, oremos por la difícil labor que le toca junto a estas ovejas descarriadas o, mejor, junto a estos lobos con piel de oveja.
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