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domingo, 9 de marzo de 2014

¿Cuál debe ser la relación hombre y mujer?

Hoy es el día Internacional de la Mujer. La Iglesia afirma el carácter relacional, no competitivo ni de revancha, de la relación hombre-mujer.

¿Qué dice la iglesia acerca de la relación entre el hombre y la mujer?
La Iglesia, iluminada por la fe en Jesucristo, afirma: el carácter personal del ser humano: o sea, que tanto el hombre como la mujer son personas humanas, en igual medida; la igualdad en la dignidad de las personas, lo cual se realiza como complementariedad física, psicológica y ontológica, y da lugar a una “unidualidad” relacional; la importancia y el sentido de la diferencia sexual; la existencia de uno con y para el otro; el carácter relacional, no competitivo ni de revancha; la colaboración activa, entre el hombre y la mujer, la cual parte del reconocimiento de la misma diferencia entre el hombre y la mujer; la presencia del pecado, el cual estropea mas no anula esta positiva relación y colaboración entre ellos.

¿Dónde encuentra la iglesia esta concepción?
La encuentra en la Sagrada Escritura que, rica, también, en sabiduría humana, la ha manifestado progresivamente gracias a la intervención de Dios en favor de la humanidad.

¿Cómo presenta el antiguo testamento la importancia del hombre y la mujer?
Presenta la importancia del hombre y de la mujer de varios modos.
Por ejemplo, el Antiguo Testamento: configura una historia de salvación que pone simultáneamente en juego la participación de lo masculino y femenino, la importancia del hombre y la mujer; utiliza un vocabulario nupcial: Dios se da a conocer como el Esposo que ama a Israel, su Esposa. Este vocabulario expresa la naturaleza misma de la relación que Dios establece con su pueblo, si bien esta relación es más amplia de lo que se puede experimentar en la relación nupcial humana; presenta un amor muy humano, que celebra la belleza de los cuerpos y la felicidad de la atracción recíproca en la que se expresa al mismo tiempo el amor divino por su pueblo (esto se puede ver por ejemplo en el libro del Cantar de los Cantares).

¿Cómo presenta el nuevo testamento la relación entre el hombre y la mujer?
Confirma y completa lo que ya estaba presente en el Antiguo Testamento:
Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, asume en su masculinidad todo aquello que el simbolismo veterotestamentario había aplicado al amor de Dios por su pueblo, descrito como el amor de un esposo por su esposa; la Virgen María, como elegida hija de Sión, en su feminidad, recapitula y transfigura la condición de Israel/Esposa en espera del día de la salvación; la Esposa amada de Cristo-Esposo es la Iglesia; la revelación misma se concluye con la palabra de la Esposa y del Espíritu que suplican la llegada del Esposo: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22, 20); el amor total e indisoluble del hombre y de la mujer, vivido en la vida de la gracia bautismal, se transforma en un sacramento, es decir, una realidad que manifiesta y comunica el amor de Cristo y la Iglesia; en la gracia de Cristo, que renueva sus corazones, el hombre y la mujer son capaces de liberarse del pecado y de conocer el gozo del don recíproco. Con la fuerza que da la Resurrección de Cristo, es posible la victoria de la fidelidad sobre la debilidad, sobre las heridas sufridas y sobre los pecados de la pareja; la rivalidad, la enemistad y la violencia que deforman la relación entre el hombre y la mujer, en Cristo son superables y superadas. La diferencia que existe entre ellos no se convierte en un motivo de discordia que deba superarse con la negación o la nivelación, sino en una posibilidad de colaboración que necesita cultivarse con el respeto recíproco de las diferencias.

Según la concepción cristiana, ¿cuál es la importancia de la sexualidad de la persona humana?
La sexualidad tiene una gran importancia, tanto desde el punto de vista antropológico como desde el punto de vista teológico:
La dimensión antropológica de la sexualidad en la fe cristiana: es la humanidad sexuada la que es declarada explícitamente “imagen de Dios”; la sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el plano psicológico y espiritual, marcando cada una de sus expresiones; la sexualidad es un componente fundamental de la personalidad, de su modo de ser, de manifestarse, de comunicarse con los demás, de sentir, de expresar y de vivir el amor humano; la sexualidad expresa el carácter esponsal del cuerpo, en el cual se inscribe la masculinidad y la feminidad de la persona.
La dimensión teológica de la sexualidad:
La distinción hombre-mujer es querida y creada por Dios: “Creo Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, hombre y mujer los creó” (Gn 1, 26-27);
La relación entre el hombre y la mujer es buena, pero ha sido herida por el pecado, por lo tanto necesita de ser sanada, y Cristo lo puede y lo quiere hacer.

¿Cuáles son los aspectos negativos que existen hoy en la relación entre la mujer y el hombre?
Estos son algunos de los aspectos negativos que hoy se pueden relevar en la relación entre el hombre y la mujer: subordinación de uno con respecto al otro; antagonismo y rivalidad entre ellos; actitud de contestación; contraposición, desconfianza y defensiva; cancelación de las diferencias entre el hombre y la mujer, comenzando por aquellas biológico-sexuales, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural.

¿Cuáles son las consecuencias que produce el oscurecimiento de esta diferencia o dualidad entre los sexos?
Produce, a diversos niveles, consecuencias enormes, como por ejemplo: el poner en duda la familia misma, por su índole natural bi-parental, es decir, compuesta de padre y madre; la equiparación de la heterosexualidad a la homosexualidad; un modelo de sexualidad pluriforme; libertad para que cada persona pueda elegir su sexo según sus propios gustos; rechazo de las Sagradas Escrituras que, según eso, transmitirían una concepción patriarcal de Dios, alimentada por una cultura esencialmente machista; poca importancia al hecho de que el Hijo de Dios asumió la naturaleza humana en su forma masculina.

Según la concepción cristiana, ¿en qué consiste la originalidad de la mujer?
La mujer conserva la profunda intuición que lo mejor de su vida se realiza en las actividades orientadas al despertar del otro, a su crecimiento y protección. Indica la capacidad fundamental de cada ser humano de vivir para el otro y gracias al otro. Por lo tanto, la promoción de la mujer al interno de la sociedad debe ser comprendida y querida como una humanización de la persona, sea hombre o mujer, y de la sociedad misma, realizada gracias a los valores redescubiertos por las mujeres.

¿Cómo se expresa esta intuición?
Esta intuición está en relación con la capacidad física que posee la mujer de dar la vida. Ya vivida o en forma potencial, esta capacidad es una realidad que estructura, en profundidad, la personalidad femenina.

La capacidad biológica de dar vida, ¿qué le permite a la mujer?
Le permite adquirir tempranamente la madurez, el sentido de la gravedad de la vida y la responsabilidad que esto implica.
Desarrolla en ella el sentido y el respeto de lo concreto, que se opone a las abstracciones frecuentemente letales para la existencia de los individuos y de las sociedades.
Finalmente, es la mujer que, aún en las situaciones más difíciles – y la historia pasada y presente es testigo – posee una capacidad única de resistir en la adversidad, de convertir en posible la vida aún en situaciones extremas, de conservar un sentido tenaz del futuro y, por último, de recordar incluso con las lágrimas el precio que posee cada vida humana.

¿La mujer es considerada solamente desde el punto de vista de la procreación biológica?
¡Desde luego que no! La misma existencia de la vocación cristiana a la virginidad niega radicalmente la pretensión de encerrar a las mujeres en un destino que sería solamente biológico.

¿Qué relación existe entre maternidad física y virginidad?
Existe una relación de complementariedad. Así como a la virginidad la maternidad física le recuerda que no existe vocación cristiana si no es está presente el don de sí mismo a los demás, de igual modo a la maternidad física la virginidad le recuerda su dimensión fundamentalmente espiritual: no es dando sólo vida física que se genera verdaderamente al otro. Lo que significa que la maternidad puede encontrar formas de realización plena también donde no existe generación física.

El papa Juan Pablo II habló de la genio della donna. ¿qué implica esta particularidad, en la vida de la sociedad?
En primer lugar, implica que la mujer está presente activamente y con firmeza en el seno familia, sociedad primordial y en cierto modo soberana, donde la persona humana aprende a ser amada y a amar, a ser respetada y respetar, a conocer y amar a Dios. Sería sumamente provechoso para la sociedad el hacer posible a la madre – sin obstaculizar su libertad, sin discriminación psicológica o práctica, sin penalización en relación a sus compañeras – el dedicarse al cuidado y educación de los hijos según las diferentes necesidades de los mismos, de acuerdo a sus edades.
Además implica que las mujeres estén presentes en el mundo del trabajo y de las organizaciones sociales y que tengan acceso a los puestos de responsabilidad que le ofrecen la posibilidad de inspirar las políticas de las naciones y de promover soluciones innovadoras a los problemas sociales y económicos.

¿Cómo hacer para que la mujer pueda armonizar familia y trabajo?
El problema no es sólo jurídico, económico y organizativo. Sobre todo es un problema de mentalidad, cultura y respeto.
Esto lleva: a una legislación y organización del trabajo en armonía con las exigencias de la misión de la mujer al interno de la familia; a una justa valorización de la tarea realizada por la mujer en la familia; al respeto de las características de las mujeres, diversas a las de los hombres; a la presencia de las mujeres en el mundo del trabajo y de la organización social y política.

¿Cuál es el rol de la mujer en la vida de la iglesia?
Las mujeres son llamadas a ser modelos y testimonios insustituibles para todos los cristianos, de cómo la Esposa (la Iglesia) debe corresponder al amor del Esposo (Jesucristo).
La figura de la Virgen María constituye en la Iglesia la referencia fundamental, cual modelo de actitudes, que si bien son típicas de todo bautizado, de hecho son características de la mujer, que las vive con particular intensidad y naturaleza.

¿Cuáles son las actitudes en las que María es modelo?
María es modelo: en la escucha y acogida de la Palabra de Dios; en el agradecimiento y alabanza a Dios, por todos sus beneficios (cfr. ‘Magnificat’); en el reconocimiento de la infinita humildad de Dios, que se hace hombre en su Hijo, que muere en cruz por la salvación de la humanidad.

¿Quién es el más grande delante a dios?
¡Quién mayormente imita a Cristo! Por lo tanto, quién es el más santo es también el más grande en la tierra y en el cielo! Y ésta es la mejor meta tanto para la mujer como para el hombre, sin distinciones.
El Primicerio
De la Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos en Roma
Monsignor Raffaello Martinelli
NB: para profundizar sobre este argumento, se puede leer:
Congregación Para La Doctrina De La Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y en el mundo, 2004.



Esta literatura basada en el magisterio católico y en la ética que obedece a las conciencias bien formadas, es sin duda mejor que la que pueda ofrecernos la Federación de Mujeres de Sucumbíos sobre la mujer.



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