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sábado, 8 de marzo de 2014

Con ustedes, una teresiana de Puerto Libre

“Evangelizadoras de los Apóstoles” es el equívoco título de un blog feminista antieclesial. Entre sus enlaces y blogs afines figuran preciosidades como “Asociación católica Romana de Mujeres Presbíteras”, “Foro de Curas de Byzkaya”, “Partenia”, “Redes Cristianas”, “Lupa Protestante”, “Revolución matriarcal”, “Teresa Forcades”, etc.  Curioso es que no aparece Isamis, tan de capa caída está la reputación de esa secta.

El 5 de marzo de 2014 -parece ser que por ocasión del día internacional de la mujer- “Evangelizadoras de los Apóstoles” publicó una entrevista a Susana Alonso, la monja teresiana española de Puerto Libre, una de las cabezas de la rebelión isamítica de los últimos tiempos. Es sintomático que le den un espacio en ese blog tan contrario a la Iglesia Católica.

Alonso habla de su “proyecto” vivido en Puerto Libre. Dice: “El proyecto era muy bonito: un proyecto intercongregacional, también se pensaba en un equipo mixto formado por sacerdotes, nosotras- hermanas de la Compañía- y laicas/os”. Bonito… pero muy promiscuo. Para quien conoce la realidad de lo que fue Puerto Libre, no puede más que lamentar que frailes carmelitas y monjas teresianas, vivan bajo el mismo techo, como puede suceder en una vulgar ONG o en una empresa comercial. ¿Y la obediencia religiosa? ¿Y los compromisos de castidad? Porque no nos digan que están tan “espiritualizados” que no tienen el aguijón de la carne… o, entonces, que fueron concebidos sin pecado original.

La explicación es simple: se trata de una nueva religión diferente del carisma carmelita o teresiano. La misma hermana Susana Alonso lo declara: “A partir de septiembre del 2006, mi vida dio un giro, un cambio radical: fui a formar parte de una experiencia que iniciaba la Compañía en Ecuador, en una provincia que hace frontera con Colombia, Sucumbíos. Una provincia amazónica, con una Iglesia formada por Comunidades Eclesiales de Base”.

¿Un cambio radical en su llamado de religiosa? Sí, así lo explica: “Esta experiencia, me ha cambiado la manera de leer la Palabra de Dios, de seguir a Jesús, de ser Teresiana, de ser mujer (…)”. Parece que cuando hizo sus votos y profesión de monja teresiana tenía una concepción de la Palabra de Dios, de Jesús, de su congregación; y en Sucumbíos cambió radicalmente y pasó a pensar y a actuar de manera diferente…

En sus declaraciones, después de criticar a los Heraldos, al Delegado Pontificio, a Monseñor Mietto, al Camino neocatecumenal, a Comunión y Liberación, a los Carismáticos, a los sacerdotes misioneros enviados,  (¡no perdona a nadie!) reconoce que hubo un conflicto y que actualmente persiste. Y se lamenta: “Al desaparecer un tipo de Iglesia que se compromete de esta manera, pues es campo de nadie”. O sea, que ella quiere una comunidad teledirigida por isamis, donde las personas no puedan disentir ni expresarse. Nadie puede ocupar el lugar que conquistaron. Lo que no es Isamis es equivalente a “nada”…

Como garantía para defender sus posturas, después de criticar –como vimos- a medio mundo, dice que el gobierno ecuatoriano “ha reconocido mucho a esta iglesia”… Menos mal que no le preguntó la opinión sobre ese “proyecto” a Fernando Lugo o a Nicolás Maduro, pues ahí se les derrumba lo poco que les queda de prestigio.

Nos dice en sus declaraciones que el conflicto vino “de afuera”, como si en Sucumbíos todos fuesen paisanos y unidos. Pero no deja de reconocer que entre las “religiosas” que le acompañan las hay de Nicaragua, de España, de Colombia, de Paraguay… y ni una de Ecuador! (Bueno, no tienen la culpa, más bien eso honra al Ecuador).

Declara que “Estamos afiliadas a la Federación de mujeres de Sucumbíos que nació hace más de veinte años al amparo de la Iglesia con las primeras misioneras que fueron trabajando con las mujeres, pero ahora es una organización civil que une todas las religiones y culturas, porque no discrimina por razón religiosa ni de etnia”. Muy peculiar que una teresiana esté afiliada a esta organización de lobby político y feminista…

A la pregunta “¿Cómo ves el futuro de este proyecto?” Alonso responde: “El futuro lo siento como en las manos de Dios”. Lo que no quiere decir estrictamente nada, pues todo está en las manos de Dios, y aunque no lo sintamos… El futuro del proyecto está no solo está comprometido sino en franca debacle por el testimonio lamentable de monjas como esta y como las anas, lauras y magdalenas.


No se asunten al entrar al ver el rostro de una monja con aspecto de bruja. Literalmente. O de solterona, como diría el papa Francisco. Si vistiese un hábito religioso parecería mucho más respetable y probablemente menos fea.

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