Un encuentro sobre Teología indígena está siendo
realizado en la Diócesis de Lacatunga. Es una iniciativa de tipo isamita.
Veamos:
“Alcides Catota, vicario de la pastoral indígena y
quien se autodefine como sacerdote indígena panzaleo, comentó que el objetivo
de la reunión es compartir experiencias teológicas con los participantes”.
Compartir experiencias teológicas significa renunciar a la integridad de la fe
católica, aguarla y ponerla a la “altura” de los mitos y barbarie propios de
los indígenas que no han recibido las aguas del bautismo o que, habiéndolas
recibido, no son fieles a los compromisos que éste implica.
“Estamos
convencidos de que no hay pueblos inferiores, sino culturas diferentes. Esta
experiencia servirá para el fortalecimiento de la fe, pues los asistentes están
convencidos de que no son idólatras, pues rinden culto a varios elementos de la
naturaleza, pero estos son únicamente medios para alabar a Dios”, expresó
Pedro Casa, párroco de Pujilí y coorganizador del evento. El papa Francisco
truena contra la idolatría, pero en Lacatunga se alaba a Dios de una manera muy
singular rindiendo culto a los elementos de la naturaleza y fuera del verdadero
culto Eucarístico y de los demás sacramentos.
El primer momento de reflexión giró en torno al shuk
shunkulla (un mismo sentir), en el que analizaron sobre las amenazas
contra la Madre Tierra y se escucharon los sufrimientos y gozos de los pueblos,
sus esperanzas y sus luchas.
La mañana del miércoles 16 centraron su reflexión en
torno al shuk yuyaylla (un mismo pensar), tema que les
permitió profundizar desde la sabiduría de los pueblos indios, sus mitos, ritos
y relatos, en las propuestas de armonía y comunión con Dios, con la Madre
Tierra y con toda la humanidad que tienen los pueblos, confrontándolas con la
propuesta cristiana de vida plena.
El tercer momento de reflexión se detendrá en el shuk
makilla (un mismo actuar) en que formularán los compromisos que favorezcan
proyectos concretos que construyan un futuro diferente a hagan crecer la
esperanza en los pueblos originarios de todo el mundo. Si hasta parece el “ver,
juzgar y actuar” de las asambleas de isamis.
¡Qué lejos estamos de los buenos tiempos de las misiones,
cuando se evangelizaba, se plantaba una cruz, y se regeneraban con la gracia de
Dios las comunidades rurales y urbanas!
“El padre Alcides
Catota, Vicario de Pastoral Indígena de la Diócesis de Latacunga, y coordinador
de este encuentro expresó que se espera afianzar el compromiso de trabajar más
cerca a los pueblos indígenas y que los agentes de pastoral y servidores de la
Iglesia estén más comprometidos para construir una Iglesia con identidad,
rostro, pensamiento propio, con ministerialidad y teología propia”. ¡Acaso
no es esto el pensar de ISAMIS? “Iglesia propia, ministerialidad (¡?) y
teología propia…”. Es lo mismo.
En la ocasión, mujeres amazónicas caminan por la vida (no
es una manifestación anti-aborto…). También se protesta contra Chevron y la
explotación del petróleo en el Yasuni; curiosa “teología”.
Pero lo que más hace pensar en maquinaciones isamíticas
es la información que se ofrece sobre este encuentro:
El Telégrafo de Guayaquil, órgano partidario y pro
gubernamental, http://www.telegrafo.com.ec/regionales/regional-centro/item/indigenas-se-convocan-para-hablar-de-teologia.html nos dice
que el evento es organizado por la Diócesis de Lacatunga y que aproximadamente
participan 2.000 personas de las 24 provincias del país y de 10 naciones del
continente”. ¡Un éxito!... aparente. Porque otro órgano de información, El
Observador de la Actualidad, de orientación católica, http://elobservadorenlinea.com/2013/10/realizan-encuentro-continental-de-teologia-india/ noticia
que este encuentro es organizado por la Articulación Ecuménica Latinoamericana
de Pastoral Indígena (AELAPI) y que son solo 250 participantes, de 15 países
latinoamericanos.
Los datos no coinciden, se contradicen. Es que mienten,
mienten y mienten, como buenos hijos del padre de la mentira. Y la peor
contradicción es la que se hace al Evangelio de Jesucristo al silenciarlo y/o
deformarlo.
¿No es acaso sintomático que en Lago Agrio no haya una
estatua del arcángel San Miguel, patrono de nuestro Vicariato? (Hasta el Papa
Francisco inauguró una enorme estatua de San Miguel en los jardines del
minúsculo Estado del Vaticano) ¿y que haya tenido que salir la administración
de Isamis de Sucumbíos para concluir y utilizar la Catedral? Es que los de
isamis han “compartido experiencias”, no han evangelizado ni cristianizado al
pueblo. Han estado más preocupados con la diosa Pachamama y el sumak kawsay (Buen Vivir) que con la
Madre Iglesia y el estado de gracia de la gente.
Ahora ese virus maléfico contamina en Lacatunga. Que la
Virgen de las Mercedes, proteja y libere a Lacatunga de esos males, como la
Virgencita del Cisne nos protegió y nos liberó a nosotros.
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