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martes, 15 de octubre de 2013

El Papa consagra el mundo a Nuestra Señora de Fátima

y nuestros amigos Heraldos portaron la imagen

El Papa recibió a la Virgen de Fátima en la plaza de San Pedro
ZENIT / ReL
En una plaza de San Pedro repleta, en donde miles de fieles agitaban sus pañuelos blancos, entró la imagen de la Virgen de Fátima cargada por cuatro Heraldos del Evangelio y escoltada por la Guardia Suiza hasta el obelisco central de la plaza. Allí los sediarios pontificios, o sea quienes cargaban cuando existía, la silla gestatoria papal, pasaron a llevar la imagen de María, que la representa cuando se apareció en 1917 a los tres pastorcitos en Fátima.


El papa con su habito blanco salió a la plaza en medio de los aplausos y monseñor Fisichella recordó nuevamente que “la Virgen se hizo peregrina con los peregrinos”.

Mientas el coro de la pontificia Capilla Sixtina cantaba “el 13 de mayo”, la imagen fue desde el obelisco, cargada por los ´sediarios´ y acompañada por dos guardias suizos y dos gendarmes vaticanos hacia la basílica, en cuya explanada le esperaba el papa Francisco.

Allí el santo padre se acercó y la beso. A continuación se rezó la Vía Matris, oración mariana de siete estaciones, intercalándola con música.



El Papa consagra el mundo al Inmaculado Corazón de María 

VATICANO, 13 Oct. 13 / 10:42 am (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir la Misa en la que consagró al mundo entero al Inmaculado Corazón de la Virgen María, junto a más de cien mil fieles reunidos en torno a la imagen original de la Virgen de Fátima en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco subrayó que “la fe es fidelidad definitiva, como aquella de María”.

“Y yo me pregunto: ¿Soy un cristiano a ratos o soy siempre cristiano? La cultura de lo provisional, de lo relativo entra también en la vida de fe. Dios nos pide que le seamos fieles cada día, en las cosas ordinarias”, indicó.

El Santo Padre señaló que “a pesar de que a veces no somos fieles, Él siempre es fiel y con su misericordia no se cansa de tendernos la mano para levantarnos, para animarnos a retomar el camino, a volver a Él y confesarle nuestra debilidad para que Él nos dé su fuerza”.



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