En lugar de publicar los textos del Concilio Vaticano II para hacerlo conocer en nuestra provincia de Sucumbíos, tan necesitada de espiritualidad, de formación y de información, los de Isamis nos hablan del Concilio pero no lo presentan, aunque sea en aspectos claves de sus constituciones, de sus decretos, o de sus declaraciones.
Lo mismo pasa con Aparecida. Para ganar credibilidad, los isamitas se refieren mucho al documento de Aparecida, pero queda patente que no son fieles a su magisterio.
Hemos pasado por la aridez de cuarenta años -como los judíos en el desierto solo que aquí es la selva… caminando supuestamente “con los dos pies”, con un pseudo “Moisés” a la cabeza, Monseñor Gonzalo López, a quien los isamitas consideran profeta (?) y sin el “maná del cielo” que hubiera sido, en nuestro caso, la gracia de Dios que fluye generosa de los sacramentos de la Iglesia, especialmente de la Eucaristía. Poco conocimos de este manjar; el nuestro fue un caminar extremamente árido que no contó con esa fuente de agua pura, como de Meribá.
También, como los judíos en el desierto, hemos marchado hacia una tierra prometida, el supuesto reino utópico de Isamis, donde iríamos a gustar no leche y miel, sino de unas maravillosas cebollas de Egipto: el ideal de vida de los habitantes nativos de nuestro oriente ecuatoriano… pero antes de haber sido lavados por el agua del bautismo. El ideal de esos mismos que acribillaron a lanzadas a Monseñor Alejando Labaka y a la Hermana Inés.
Así como una persona es lo que es y no lo que se dice que es, lo mismo el Concilio es lo que es y no lo que se dice que es. Para conocer y valorar el Concilio hay que ir a la fuente y no a las aguas turbias que, como el petróleo en nuestros ríos y selvas, contaminan.
Sobre el Concilio la mayoría de los católicos en Sucumbíos tenemos un pastel en la cabeza, después de la experiencia isamitica.
Monseñor Gonzalo nos dijo que orientó toda su accionar en Sucumbíos en pro de una iglesia horizontal, participativa y democrática inspirado en el Concilio Vaticano II. Pero ¿Cómo se explica que tuvo un tan nefasto resultado?
El Padre Edgar Pinos nos dijo que “el Concilio está por encima del Papa”. Pero desgraciadamente no hemos visto en su testimonio de vida ni en su formación religiosa, fidelidad a ningún Concilio y a ningún Papa, y mucho menos éste ¿Esa afirmación de este triste sacerdote es una vivencia personal o una artimaña polémica para justificar su rebelión?
Para celebrar los 50 años del Concilio, un blog isamita llamado “Hagamos algo por Sucumbíos” publicó el “Pacto de las Catacumbas” que hicieron en una gruta romana “cerca de 40 padres conciliares” (muy vago este dato de “cerca de”. Hace pensar a las dudosas cifras que da Isamis) En todo caso, este pacto catacumbal no es un documento del Concilio que, por su parte, se celebró a la luz del día y del que participaron 2.450 Obispos. Si en Isamis se valora la democracia, preguntamos ¿Que tiene más representatividad, “cerca de 40” Obispos disidentes o 2.410 Obispos que están junto al trono de Pedro?
Este año se reunirán en Brasilia algunos “teólogos” mediáticos que están en ruptura con la Iglesia, para celebrar el Concilio; ellos dicen que no se lo ha aplicado, que se lo ha traicionado. Seguro que irán representantes ecuatorianos. ¿Cómo se puede estar en comunión con un Concilio de la Iglesia sin estar en comunión con la misma Iglesia?
Otro “teólogo” del gusto de Isamis llamado Juan José Tamayo censurado por la Conferencia Episcopal Española, para celebrar los 50 años del Concilio publica en El País de Madrid nada más y nada menos que esto: “En el Vaticano II hubo olvidos importantes. Me vienen a la memoria tres: el no reconocimiento de las mujeres como sujetos religiosos, eclesiales, morales y teológicos y su alejamiento de los ministerios ordenados, el mantenimiento de la obligatoriedad del celibato para los sacerdotes y la falta de la centralidad de los pobres como horizonte global del concilio”. Entonces el Concilio no fue la panacea lo que dicen los Isamitas?! Es que ellos forjaron un Concilio a su medida…
El movimiento Redes Cristianas que reagrupa organizaciones dichas eclesiales pero contestatarias y que es un movimiento de base que pretende devolver a la Iglesia su espíritu original ante una jerarquía a la que denuncian insistentemente (todo al más puro estilo de Isamis que aprendió de ellos su música y su danza, ya que todo el veneno nos ha venido de Europa), ha declarado recientemente que la Iglesia “apuesta por una "asamblea universal" con el que regenerar la Iglesia y no con un Concilio Vaticano III que nos llevaría a la Edad Media, tal como está la jerarquía”. Pero ¿No es la fidelidad, la disciplina y el respeto que deben reinan en la Iglesia? ¿Una asamblea universal al estilo de la asamblea diocesana de isamis? Pobre Iglesia.
También como abanderado del Concilio, el Padre Fernando Lugo fue misionero en Ecuador, capellán de monjas carmelitas en Guaranda y vino mucho a Sucumbíos. Posteriormente fue consagrado Obispo de la Iglesia… ¡Qué tristeza su conducta violadora del voto de celibato al procrear tantos hijos y no protegerlos! Después, este personaje, dejó la Iglesia y llegó a ser presidente de la Republica de Paraguay. Ahora es apartado de su puesto por incapaz. Lugo mantiene su discurso sobre los pobres, la solidaridad, la igualdad y la lucha contra los ricos que habría bebido del Concilio ¿Cómo puede algo bueno producir en una vida sucesivos fracasos?
Nos quedamos con nuestra iglesia y con la Virgencita del Cisne y dejamos de lado toda esa maldad y soberbia. En nuestra fe sencilla, sabemos que el Concilio ilumina nuestra opción.
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