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domingo, 8 de mayo de 2016

Orar.


En un comunicado, Monseñor Celmo Lazzari celebra con alegría pascual “el encuentro definitivo con el Padre de Mons. Gonzalo López Marañón” y agradece a Dios por “el don de su vida y ministerio y comprometidos a dar testimonio de Iglesia reconciliada y misericordiosa”. Fue lo que publicó radio mentiras.

Una cosa es augurar o desear la salvación (el encuentro definitivo con el Padre) de alguien. Otra cosa es proclamarla sin tapujos y dar gracias anticipándose al juicio de  Dios.

Mejor hubiera sido que Mons. Celmo orase y pidiese oraciones por Mons. Gonzalo; seguro que él las necesita y las agradece. Tanto más que su supuesto “ministerio comprometido a dar testimonio de la Iglesia reconciliada y misericordiosa” no fue del agrado de la Iglesia misma que decidió -sin mucho éxito- cambiar el modelo pastoral por no ser conforme a las necesidades del Vicariato.

¿Cómo es que Monseñor Celmo ignora o pasa por encima de una realidad que Ecuador y el mundo entero conoció? Los cuarenta años de Isamis (esa fue la obra de Mons. Gonzalo) fueron cuestionados por el Papa, El prefecto de la Congregación de la Evangelización de los Pueblos, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, el Nuncio Apostólico, el Visitador, y la administración que le sucedió. También por los fieles del Vicariato que vivieron durante escasos meses una primavera espiritual al concluir la aridez socio-política de los cuarenta años.

La reconciliación y la misericordia deben ser hechas en el marco de la verdad.  Y más aún cuando esa verdad salta a los ojos.

Prudente y caritativo, es orar por el alma de Mons. Gonzalo. Recordemos que Isamis, “su criatura”, lo hizo sufrir. Los isamitas movieron rebeliones también contra él. ¡Hasta lo despacharon al Canadá, para un reposo forzado, mientras Edgar Pinos pretendía sucederle en el cargo! Quién sabe si ese purgatorio lo habrá preparado para el cielo.

Lástima fue su desobediencia, sus controvertidos aliados, su devoción por Ghandi (!), su huelga de hambre… y otras cosas ¿El trabajo misionero en Angola lo habrá purificado? Quiera Dios.

Esperábamos de Mons. Celmo un mensaje diferente. Mons. Paolo Mietto y hasta Mons. Ángel Polivio Sánchez, que vinieron a Sucumbíos con el propósito de curar heridas, hubieran sido más comedidos que nuestro Vicario.

Un abrazo sentimental e irresponsable no es fruto de verdadera reconciliación y misericordia. Para reconciliarse hay que corregir, saber perdonar y reparar el mal hecho. A no ser que se profese el fatal maniqueísmo isamítico: la razón está con nosotros, solo con nosotros y con nadie más que nosotros.

Desde la eternidad, Mons. Gonzalo ve ahora las cosas más claras…


3 comentarios:

  1. Qué juicio le espera...

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  2. Las personas que piensan que son los poseedores absolutos de la verdad están muy lejos de ella. En ellos se desnuda una alma sectaria, amargada y mentirosa. Todos los que emiten juicios de valor que denotan rabia, odio, maledicencia, están divorciados con la Palabra de Dios. Sólo necesitan leer los Evangelios, les sugiero que comiencen con Marcos, para que luego examinen su vida y su conciencia y puedan determinar quién ha estado en la verdad, con un trabajo misionero que dignifica al hombre o quien se ha pasado 40 años en una lucha estéril, pensando que hacen bien a la Iglesia, cuando el mensaje de Cristo va por otro camino. Es tiempo de que lean la Carta Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco, el profeta de nuestro tiempo. Les deseamos sinceramente que se conviertan.

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  3. No sé qué hijo.... del demonio se atreve a cuestionar la obra de Mons. Gonzalo. No le respondo como se debe porque tiene que ser una basura....

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