“(…) Igual situación ocurre en el
Vicariato de Sucumbíos donde la colaboración de la comunidad es incalculable,
corazones y manos solidarias están presentes en la donaciones de alimentos,
medicinas, agua, colchones, sábanas y productos no perecibles que se entregan
en la catedral de la ciudad de Lago Agrio, que se ha convertido en el centro de
acopio de las donaciones, así nos cuenta Selene Terán de la Pastoral Social del
Vicariato de Sucumbíos, quien agrega que la primera ayuda ya llegó a la
población del Cantón Muisne, en la provincia de Esmeraldas, por parte de
Monseñor Celmo Lazzari.” http://www.caritasecuador.org/2016/04/trabajo-de-hormiga-en-las-pastorales-sociales/
Selene
Terán es una activista de la FMS; sabíamos de su interés por la crianza de
pollos carioco, por la agenda política de mujeres afrodescendientes y cosas del
género.
Vemos
ahora que es porta voz de la pastoral social del Vicariato de San Miguel de
Sucumbíos y que está embanderada con la ayuda social a los damnificados por el
terremoto. Nada más lógico ya que todo ecuatoriano digno de ese nombre está
empeñado en ayudar y aliviar a nuestros hermanos que sufren.
Tres
observaciones sobre esta noticias publicada por Caritas Ecuador:
Sucumbíos es, efectivamente, una
tierra de corazones y manos solidarias. Lo constatamos a diario y
especialmente en los momentos difíciles. Recordemos la fe y el sentido de
pertenencia a la Iglesia (y el rechazo a la secta isamita) cuando hace cinco
años la población se volcó a las calles y realizó más de 150 marchas diarias cantando
y rezando para que los heraldos del Evangelio regresen. Después del duro trago
de la partida, se rindieron a la evidencia: “los Heraldos no se han ido,
quedaron en nuestros corazones”, decían.
La catedral de Lago Agrio convertida
en un centro de acopio de donaciones Qué lindo testimonio de fraternidad
y de misericordia, cuando se piensa que durante casi dos décadas la “catedral”
fue una ruina inacabada que se utilizaba para mingas politizadas o vigilias de
rebelión. Hasta llegaron a impedir que los oficios de Semana Santa fuesen
dignamente celebrados por el pueblo fiel cuando los padrecitos heraldos estaban
con el encargo de la pastoral.
La primera ayuda ya llegó a
Esmeraldas, proveniente de Monseñor Celmo Lazzari. Así debe ser. El Pastor se adelanta
y da el ejemplo. Y eso no es clericalismo, como dirían los isamitas; es el
pastor que cumple con su obligación. La primera ayuda no partió de la familia
Torres atrincherada en el Divino Niño con Pablito a la cabeza, ni de Radio
Mentiras, la compañera solitaria, ni de la Federación de Mujeres… aunque bien
podría haber sido ya que manejan fondos recibidos precisamente para hacer
beneficencia.
En
todo esto, pese al desagrado que causa ver a Selene puesta en evidencia, los
protagonistas son el pueblo de Sucumbíos, su catedral y su Obispo. No es Isamis,
ni sus “ministerios”, ni su radio, ni sus fantasmagóricas organizaciones
populares, ni sus inexistentes cebs…
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