Somos todos afrodescendientes |
Según una convención ya aceptada por todos,
decir que hay una raza superior a otra, es algo inadmisible. Fue por causa de
la odiosa teoría nazi vigente en Alemania en el siglo pasado, para apartar los
horrores de la discriminación y del exterminio, se llegó a entender lo que
siempre nos enseñó el cristianismo: que todas las razas son iguales en dignidad,
aunque inevitablemente sean distintas por causa de la cultura, el color, las
aptitudes, en fin, los accidentes.
Pero según PPP, como todos somos afrodescendientes
–ya que es del África que viene la humanidad-
la raza africana sería la única (¡esto es afirmar que la raza negra es
más que superior!). Ignora olímpicamente a los eurodescendientes, a los
judeodescendientes, a los amerindiodescendientes y hasta a los
extraterrestredescendientes (que no sabemos si existen o no) ¿Acaso la
consecuencia de un origen único del hombre es que no existan las razas?
PPP se lamenta que en las Biblias venidas
de Europa no aparezcan las imagen de Adán Y Eva con la piel negra (cómo si la
Palabra de Dios fuese una historieta de dibujitos animados) También se queja de
que no se represente a los ángeles de color negro (¡si los ángeles son puros
espíritus!) y termina por preguntarse esta suprema estupidez ¿”de qué color es la piel de Dios”?
Para exaltar la cultura negra, no encuentra
nada mejor que decir que el tan difundido reaggeton venido del África es algo
insuperable…
Cuando nos habla de los negros, toma el
cuidado de decir, como isamita que es, “los y las negros/as” con lo cual incurre,
una vez más, en la discriminación, porque antepone el género masculino al
femenino y, además, porque según su teoría, el hombre y la mujer serían convenciones
burguesas que se pueden suprimir o rehacer (aquí entra el tema de la teoría de
género sobre lo cual no osa pronunciarse claramente, por ahora… PPP). ¡No se sabe
hasta dónde irán las teorías anticientíficas y peregrinas de este franco ecuatoriano
“afrodescendiente”!
Otro asunto: en sus artículos ya nos ha
puesto en los cuernos de la luna a la “Patria Grande”, con lo cual suprime las
fronteras que orgánicamente dividen nuestros gloriosos países a los cuales nos
honramos de pertenecer, sin nacionalismo ni xenofobia. Somos ecuatorianos,
valoramos nuestra identidad y no queremos confundirnos con Venezuela, con
Argentina o con Cuba.
Posiblemente, el día que muera la momia
Castro, PPP nos dirá enternecido que somos todos cubanos; cuando salga de la
escena un presidente vecino que ya está más que maduro (…), escribirá que somos
bolivarianos; y cuando muera el Dalai Lama nos tildará de tibetanos.
Stultorum infinitus est numerus dice la
Biblia (Eclesiastés 1, 15)
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