Una causa tan noble pide más sensatez y menos humor. Vean lo que escribe, no se sabe si en broma o en serio: “Nuestro mismo lenguaje es discriminatorio. Eliminemos expresiones como “día negro, mano negra, oveja negra, futuro negro…” y cuántas más”.
¿Por qué no eliminamos, por ejemplo, ya de una vez, la palabra raza o la palabra noche? Y digamos que los colores (blanco, negro, verde) son un preconcepto burgués y hasta, de repente, un coletazo del imperio. Para no “discriminar” hay que recrear el habla y ¡al tacho la Real Academia!
Pedro Pierre es una excrecencia de la naturaleza y, por lo mismo, un atentado contra su Pachamama. Es preciso eliminar su lugar de las columnas de El Telégrafo, so pena de que se le achaque al decano de la prensa nacional el apodo tan del gusto del presidente Correa de “periodismo corrupto”.
Porque los trastornos mentales y las derivas verbales de este franchute atentan contra la humanidad. Hay que respetar a los lectores y cuidar la profilaxis de su materia gris, materia que existe en todas las razas humanas. Entre paréntesis, hay que saber que el sistema nervioso central se compone de dos tipos de tejido: la materia gris y la materia blanca. No hay materia negra (lo que no es en absoluto discriminatorio para los negros).
Con sus posturas, PPP agravia la negritud y hace causa común con ciertos africanos que, por tener débiles dosis de civilización (y no por pertenecer a una raza determinada), no superan sus pertrechos atávicos y se entrematan como salvajes. Un poco como ciertos indios amazónicos.
Para defender la causa del pueblo negro no hay que idealizarlo ni canonizarlo, mucho menos se lo debe utilizar como bandera. Hay que darle dignidad… respetando el lenguaje convencional. Si no, prepararemos un “futuro negro” .
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