La Biblia de Jerusalén le pone a este cántico
el título de La paz perpetua. Para Nácar-Colunga el título de este cántico es
Gloria del Israel mesiánico. Jerusalén es constituida foco de luz, centro de la
religión divina, y las naciones atraídas hacia ella, corren deseosas de
disfrutar de tanta dicha en la paz de Yahvé, que será el Rey y Juez de todos.
Panorámica netamente mesiánica universalista: todos los pueblos se acercará a
Sión, que es el faro que ilumina con su Ley a las naciones.--
Sión, centro del reino universal de Yahvé.-
El profeta nos presenta un horizonte luminoso mesiánico. A sus ojos surge,
deslumbradora, la ciudad de Jerusalén, centro de la soberanía de Yahvé,
ocupando un puesto de preeminencia entre todos los pueblos; y aun físicamente
el monte en el que se asienta la Ciudad Santa aparece elevado sobre las cimas
de las demás montañas del resto del mundo. Es una idealización de los tiempos
mesiánicos para hacer resaltar mejor la ascendencia religiosa y moral que sobre
los otros pueblos ha de tener la nueva teocracia, con Sión como capital
religiosa y espiritual de todos los pueblos.
Esta preeminencia sobre todas las gentes hará
despertar las conciencias de todos los pueblos para acercarse a la Ciudad Santa
y comprobar con sus propios ojos lo que la constituye en la primera ciudad del
universo, de forma que todos podrán constatar que allí efectivamente está el
asiento de la justicia y de la equidad; por eso se la escogerá como árbitro de
todas las diferencias entre los pueblos, de modo que estarán de más los
instrumentos de guerra, que en esta nueva edad de paz se convertirán en medios
de trabajos pacíficos, como la labranza y la recolección de las cosechas.
Históricamente esta profecía se cumple, en
sus líneas esenciales, en la Iglesia católica, «el Israel de Dios», heredero de
las promesas del Israel histórico. Naturalmente, la descripción de Isaías está
envuelta en un ropaje poético en cuanto a sus circunstancias accidentales. Esa
paz total es un desborde de imaginación oriental, como lo hará en el capítulo
11, cuando nos presente al león comiendo paja como el manso buey, y al niño
metiendo la mano en la madriguera del basilisco. Son imágenes para expresar la
paz total, suprema ansia de todos los corazones en todos los tiempos.--
Maximiliano García Cordero, en la Biblia comentada de la BAC]
La
plena realización del plano divino para la humanidad no es un sueño (un sueño
de Jesús y un sueño de Dios, como dicen en Isamis… utopías) sino una realidad
que ya se cumple en la Iglesia Católica y que se consumará al fin del mundo, no
antes.
El
libre examen y la teología liberacionista, desvirtúan el texto sagrado y
propone una praxis diferente de la mística y de la ascesis cristiana.
“Ejercitarse en el buen humor”, “no engañarnos con las cifras de bautizados o
creyentes”, “derrocar al patriarcalismo intraeclesial y clericalismo”, “establecer
un diálogo sincero que busca aprender de increyentes y alejados”, etc., todo
eso son disparates “de otro modo de ser iglesia”, como dicen. En otras
palabras, en palabras claras e inequívocas, de un modo de no ser Iglesia.
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