P. Pedro Pierre, El Telégrafo (Ecuador), Miércoles Santo 2012. Artículo “Sacar vida hasta de la muerte”.
¡Cuántos disparates en menos de cuatro líneas! ¿Son escritos por un periodista más? No. Son escritos por un sacerdote que se dice católico, aunque la fe que profesa y la vida que lleva no es propia de un ministro de la Iglesia.
Los ecuatorianos sabemos bien que cada Semana Santa no nos recuerda que “la lucha de toda vida termina por un triunfo definitivo”. Eso equivale a menospreciar la vida de Jesús que no se la debe equiparar a la vida de lucha de cualquier guerrillero, bandido o quijote. Sabemos que la vida de Jesús, sí, termina en un triunfo; no “toda una vida”… de cualquier luchador.
Ojo: un “sacerdote” nos invita, en plena Semana Santa, a dejar “devociones (“muchas devociones” escribe) y sacrificios”. Sí, hemos leído bien. El Padre Pierre quiere que trillemos los caminos pantanosos que él transita, ajenos a la piedad y al sacrificio. No gracias.
El verdadero sentido de la muerte de Jesús es este: en obediencia al Padre, se entrega a la muerte para redimir al género humano y abrirnos las puertas del cielo. El resto es folclore o herejía, propia de gente sin fe.
Padre Pierre: deje de lado la pluma de escritor, póngase una pluma en la cabeza y rinda culto a la madre tierra o a otro ídolo negro o indígena. Deje de ofender a Jesús muerto y resucitado.
En su artículo, a manera de conclusión, escribe “la lección es: apostemos en nuestra capacidad de transformar la debilidad en fortaleza, el miedo en valentía (…)”.
No Padre Pierre, no apostemos “en nuestra capacidad”. Apostemos en la fuerza de Dios, en la gracia divina, que brota de la cruz y de la resurrección.
Los ecuatorianos sabemos bien que cada Semana Santa no nos recuerda que “la lucha de toda vida termina por un triunfo definitivo”. Eso equivale a menospreciar la vida de Jesús que no se la debe equiparar a la vida de lucha de cualquier guerrillero, bandido o quijote. Sabemos que la vida de Jesús, sí, termina en un triunfo; no “toda una vida”… de cualquier luchador.
Ojo: un “sacerdote” nos invita, en plena Semana Santa, a dejar “devociones (“muchas devociones” escribe) y sacrificios”. Sí, hemos leído bien. El Padre Pierre quiere que trillemos los caminos pantanosos que él transita, ajenos a la piedad y al sacrificio. No gracias.
El verdadero sentido de la muerte de Jesús es este: en obediencia al Padre, se entrega a la muerte para redimir al género humano y abrirnos las puertas del cielo. El resto es folclore o herejía, propia de gente sin fe.
Padre Pierre: deje de lado la pluma de escritor, póngase una pluma en la cabeza y rinda culto a la madre tierra o a otro ídolo negro o indígena. Deje de ofender a Jesús muerto y resucitado.
En su artículo, a manera de conclusión, escribe “la lección es: apostemos en nuestra capacidad de transformar la debilidad en fortaleza, el miedo en valentía (…)”.
No Padre Pierre, no apostemos “en nuestra capacidad”. Apostemos en la fuerza de Dios, en la gracia divina, que brota de la cruz y de la resurrección.
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