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lunes, 30 de abril de 2012

El Buen Pastor y el líder

Estos dos vocablos se diferencian mucho y hasta se oponen frontalmente.

Un Pastor es dedicado, generoso. Cría, guía y cuida a las ovejas y da la vida por ellas sin ningún interés personal. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, la figura del Pastor está presente para referirse a Dios. La vocación de Pastor se identifica fácilmente con la del padre y del sacerdote.

La figura de un líder, en cambio, se identifica fácilmente con otras causas. Se habla de líderes naturales, por ejemplo, nunca de líderes sobrenaturales.

Nuestro pueblo relaciona la palabra líder con causas puramente temporales: hay líderes de la oposición en política, líderes sindicales en materia de trabajo, líderes de banda de criminales, drogadictos o ladrones, líderes de empresas comerciales, líderes autocráticos que gobiernan como Stalin, Hitler o Mao. El Fürer, el Duce o el caudillo eran (o se pretendían) líderes.

Lo antedicho no significa que no haya buenos líderes cristianos. Los hay excelentes, y para serlo plenamente deben ser santos.

Cuando se piensa en términos sociológicos y de organización, el líder tiene su papel. Cuando se piensa en términos teológicos y eclesiales, la figura del Pastor se impone.

¿Líderes o santos? La Iglesia precisa buenos Pastores, de pastores santos.

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