Atención a los sentimentalismos, a las reducciones y a tocar la eterna tecla de la comparación, del odio y de la venganza. Ya nos vemos venir alguna meditación de cierto blog…
Porque hay pastores y cristianos cuya preocupación principal no es compartir con el Buen Pastor la salvación del prójimo para gloria del Padre, sino lucrarse, escalar puestos de prestigio, dominar, pasarlo bien a costa de las “ovejas”, como mercenarios a los que no les importa el rebaño. Los peores enemigos de la Iglesia están dentro. Dios nos libre de pertenecer a ese grupo de bandidos y salteadores.
“Quien está unido a mí, produce mucho fruto; pero sin mí no pueden hacer nada” (Jn 15, 5). Es ésta la condición insustituible, la que más debe preocuparnos y ocuparnos, si queremos ser buenos cristianos y buenos pastores, “pescadores de hombres”, sembradores de vocaciones para pastores; y así acceder a la vida eterna. “Tengo otras ovejas que no son de este redil”, y quiero atraerlas; el Buen Pastor cuenta con nuestra colaboración generosa y amorosa, que alcanza su máxima eficacia en la Eucaristía.
Lo que no es esto, es mercantilismo propio de bandidos y de salteadores. Quien quiera entender, que entienda.
Y que no nos hablen de pastores ni de ovejas los lobos que sistemáticamente desprecian y se rebelan contra nuestro pastores: el Papa, el Nuncio, los Obispos, Delegados, Visitadores, Administradores y contra cualquier otra autoridad o servicio ajeno al espíritu y a las acciones de cierta secta que opera, con tanta mala fama y horrible resultado, en nuestra Amazonía.
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