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lunes, 7 de diciembre de 2015

Éxitos históricos y aplastantes derrotas

Una característica del espíritu isamítico es el fanatismo. Ya lo hemos dicho más de una vez y todo el mundo lo sabe: ellos, solo ellos, nadie más que ellos.

Para “justificar” su postura, se escudan en un supuesto apoyo popular. Ahora, en una sana democracia, la opción de la gente se manifiesta en las urnas.

Es más que evidente que en la isla prisión de Cuba, ícono de la izquierda latinoamericana y paraíso isamítico -donde deberían recluirse Pedro Pierre y nuestros “padrecitos” diocesanos- no existe democracia sino una dictadura despótica y nepótica. Y una pobreza proverbial.

Cuando hay oportunidad de ejercer el voto y no hay partido único (como en Cuba), la gente acude a cumplir su derecho. Y en momentos críticos -como los que se viven en países arruinados por el socialismo y el populismo- la participación ciudadana es mayor; se disminuyen las tasas de abstención.

Es lo que ha sucedido recientemente en tres lugares significativos: Argentina, Francia y Venezuela. La gente votó y cambió los rumbos.

Pero no nos olvidemos que hace cinco años sucedió algo similar en Sucumbíos: ¿se acuerdan de los oficios multitudinarios de semana Santa, de la marcha blanca y de las más de 150 manifestaciones callejeras por la vuelta de los heraldistas y la vigencia de nuestra Iglesia católica con sacerdotes disponibles y sacramentos accesibles? Fue, a su manera, una forma de votar, de hacer oír la voz del pueblo. Fue un plebiscito reconocido en toda la provincia… pero no por Radio Mentiras.

Como eso no entraba en el plan ideológico de su revolución anticatólica, los adeptos del proyecto utópico fracasado de los 40 años no dieron oídos a la voz popular. Prefirieron anclarse en sus inexistentes organizaciones populares y en algunos cargos políticos que, después, fueron perdiendo.

Para Isamis, la democracia solo cuenta cuando el resultado favorece a sus planes y a los bolsillos de los interesados. Al robo lo han bautizado con un engañoso y piadoso nombre: “compartir”.

Y ahora, cierto fruto podrido llamado Maduro dice que en su país no ganó la democracia sino la guerra económica ¡Es de locos! Es de isamis…

A ver si los isamitas, que dicen estar tan preocupados por el cambio climático, prestan también atención a este cambio climático diferente que nos desintoxica y trae aires respirables. La exclusión, el odio, la mentira y la violencia no son cristianas ¿Cuándo lo aprenderán? ¿Quiénes? ¿ellos??? Pues ¡nunca!!!

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