Los
carmelitas de Burgos http://www.ocdburgos.org/es/carmelitas/ (que fueron los malhadados patrones de la
misión en Sucumbíos hasta que el Papa Benedicto XVI retiró sus frailes del
Vicariato y los incardinó a la Provincia de Colombia) anuncian una nueva página web para la Provincia
Ibérica.
Dicen:
“A principios de febrero de este año
2015, cinco de las siete provincias religiosas de los Carmelitas Descalzos nos
hemos unificado en una: la Provincia Ibérica de Santa Teresa de Jesús. Hemos
aprovechado esta unificación para renovar y adaptar totalmente nuestra
información y la presentación de nuestros contenidos. Surge así nuestra nueva
web que abarcará esta nueva realidad: www.ocdiberica.com”
Eso
de “renovar y adaptar nuestra información” no se cumple. En el recuadro
“Obispos de la provincia” citan a tres muy conocidos nuestros por su labor en
Ecuador y dan sus direcciones.
Anibal Nieto, que es Obispo de San
Jacinto de Yaguachi, ponen en su curriculum que
“su labor pastoral y parroquial de estos sus últimos años en la ciudad y
diócesis de Guayaquil” ¡Están totalmente desactualizados, ignoran su ordenación
episcopal y su nuevo destino!
Luis Alberto Luna Tobar: lo ponen como arzobispo
de Cuenca (Después de él ya pasaron dos obispos en ese cargo y está por llegar un tercero), siendo que vive en un asilo en Quito y, casi centenario, está más
más que jubilado. ¿No lo saben acaso? Inclusive hace meses corrió el rumor
(después desmentido) de su fallecimiento.
Gonzalo López Marañón, nuestro inefable
Gonzalito que, como se nos ha dicho, se ha ido de misión a Angola, África, le
ponen su dirección postal en Quito y también en Sucumbíos, con teléfonos y
todo.
“Nuestra
nueva web”, como la llaman, está con datos incompletos. Peor, falsos.
Sería
mejor que verifiquen los datos que publican o que contraten un técnico que les
actualice las informaciones. Ideal es que dejen de lado la cibernética y el
mundo digital y se pongan a rezar la Liturgia de las Horas o a leer los
Castillos del Alma.
En
materia de comunicación, para un carmelita lo esencial es que se la haga con
Dios. Con los hombres hay que hacerla también, pero con cuidado. Sino, se
enredan en las redes sociales y no hacen bien ni una cosa ni otra… imaginándose
ser místicos e informáticos.
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