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viernes, 19 de septiembre de 2014

Capitalismo popular versus socialismo cristiano

El comunista Pedro Pierre sigue siempre empantanado en lo suyo: navegando en las aguas envenenadas del error, de un error que ha sido formalmente condenado por la Iglesia de la cual él ya no hace más parte. Dice que el “capitalismo popular” es algo contradictorio… y pasa por alto que “nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista” N° 120 de Quadragesimo Anno, Pío XI. Su discurso es opuesto al de la Iglesia, al del verdadero patriotismo y al del sentido común.

Su partidismo político e ideológico lo ciega al punto de negar evidencias históricas y doctrinarias. Este pobre hombre, para calificarlo de alguna manera, prefiere tener como referencia a “El Capital” de Marx, en vez del “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”  publicado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz en los últimos años del largo y fecundo pontificado de San Juan Pablo II.

Ahí está dicho en el numeral 335: “En la perspectiva del desarrollo integral y solidario, se puede apreciar justamente la valoración moral que la doctrina social hace sobre la economía de mercado, o simplemente economía libre: «Si por “capitalismo” se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios productivos, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de “economía de empresa”, “economía de mercado” o simplemente de “economía libre (…)”.

Como se sabe –¡es que cualquier persona medianamente informada lo sabe!- el comunismo, el socialismo y otro sistemas totalitarios (como el nazismo) atentan contra la dignidad humana y producen pobreza e injusticia. Ahí está el ejemplo del bloque soviético, de Cuba, de Venezuela, etc.

Pedro Pierre afirma el infantilismo de que la existencia del capitalismo “se debe a la explotación de las personas”. El respeto a la propiedad ajena (hay dos mandamientos de la ley de Dios que nos instruyen sobre eso: no robar y no codiciar los bienes ajenos), la libre iniciativa, el contrato de trabajo, el salario justo, el ahorro, la herencia, etc. etc. son valores humanos respetados en un sano capitalismo y sistemáticamente negados en cualquier sistema socialo-comunista.

PPP declara: “El capitalismo vive del lucro, es decir de la ganancia injustificada”. ¿De dónde sacó el Padre Pierre que el lucro es fruto de la ganancia injustificada? Seguro que del capital de Marx.

Si en vez del lucro (que significa ganancia o provecho) Pedro Pierre prefiere la pérdida, el fracaso, la pobreza y la ruina que reinan en Cuba o en Venezuela, que se vaya a esos países y que deje de augurar para el Ecuador la tremenda catástrofe que propicia su pseudo socialismo cristiano. En Ecuador preferimos el capitalismo popular al estatismo y al trabajo esclavo. Preferimos tener libertad de trabajar, de ahorrar, de comprar y de vender, incluso de fracasar y de recomenzar, antes de la pesadilla de morir en un campo de concentración.

A continuación el artículo comentado:

·  17 SEP 2014 El Telegrafo
Capitalismo popular
Pedro Pierre
¡Qué palabra tan contradictoria! Si es capitalismo no puede ser popular, tal como no se puede mezclar el agua y el aceite. Tampoco el capitalismo puede tener un rostro humano porque su existencia se debe a la explotación de las personas. El capitalismo vive del lucro, es decir de la ganancia injustificada: despoja a las trabajadoras y los trabajadores de una parte de su salario, de su participación en las ganancias, de la gestión de la empresa donde trabajan, de las decisiones que las y los afectan… ¡Pronto nos harán creer en un capitalismo fraterno! “O se sirve a Dios; o se sirve al dinero”.Solamente el socialismo puede ser popular, puede tener rostro humano, puede crear relaciones fraternas, puede organizar la autogestión… Recordemos aquí parte de la carta histórica de los obispos nicaragüenses para confirmar la participación de los cristianos en la revolución sandinista en septiembre de 1979, unos 2 meses después de su triunfo sobre la dictadura y el imperialismo yanqui.“Si socialismo significa, como debe significar, preeminencia de los intereses de la mayoría de los nicaragüenses y un modelo de economía planificada nacionalmente solidaria y progresivamente participativa, nada tenemos que objetar. Un proyecto social que garantice el destino común de los bienes y recursos del país y permita que, sobre esta base de satisfacción de las necesidades fundamentales de todos, vaya progresando la calidad humana de la vida, nos parece justo.Si socialismo implica una creciente disminución de las injusticias y de las tradicionales desigualdades entre las ciudades y el campo, entre la remuneración del trabajo intelectual y del manual; si significa participación del trabajador, en los productos de su trabajo, superando la alienación económica, nada hay en el cristianismo que implique contradicción con este proceso. Más bien el papa Juan Pablo II le recordó a la ONU la preocupación causada por la separación radical entre trabajo y propiedad.Si socialismo supone poder ejercido desde la perspectiva de las grandes mayorías y compartido crecientemente por el pueblo organizado, de modo que vaya hacia una verdadera transferencia del poder hacia las clases populares, de nuevo no encontrará en la fe sino motivación y apoyo.Si el socialismo lleva a procesos culturales que despierten la dignidad de nuestras masas y les comunique el coraje para asumir responsabilidades y exigir sus derechos, se trata de una humanización convergente con la dignidad humana que proclama nuestra fe.El capitalismo vive del lucro, es decir de la ganancia injustificada: despoja a las trabajadoras y los trabajadores de una parte de su salario, de su participación en las ganancias...

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