Una vez más la asociación de “Teólogos” y “teólogas” Juan XXIII realiza su congreso anual. Lo anuncian todos los blogs progresistas disidentes de siempre, incluido Cristianosgays…
No deja de ser meritorio el tesón con que estos ideólogos recomienzan cada año su disco rayado, sobre todo si se tiene en cuenta la edad avanzada de los mismos. No hay renovación. Su pertinacia raya en el fanatismo.
En realidad, tantas mesas redondas no sirven para gran cosa, es una especie de miting político, donde unas veces se debaten ideas potables, otras peregrinas, y otras totalmente nefastas.
Para un teólogo/a digno/a de ese nombre, la fe es el encuentro personal con Dios de Tú a tú y es individual; luego esa fe y ese encuentro se van incrementando en la Misa y con los sacramentos. Lo que no sea esto, es poco o nada: es anti teológico y contraproducente… es la Juan XXIII.
Realizan su jornada en un salón de las Comisiones Obreras (suena a triste legado de la Pasionaria y de Carrillo) situado en el aristocrático barrio de El Retiro de Madrid. ¡Muy significativo! Normalmente, las reuniones de teología se hacen en auditorios de perfil eclesial. Pero aquí, se trata de política e ideología pura y dura.
Los convocantes son, ni más ni menos, que 53 colectivos o grupos. Parece mucho, pero también es poco o nada, ya que es la misma gente que cambia la etiqueta para dar idea de que muchas personas y asociaciones están en esa onda… Parecido a la farsa isamita que conocimos y sobrevive en Sucumbíos.
La primera ponencia de este triste congreso lleva por título “¿Fundó Jesús la Iglesia?”. Evidentemente, la respuesta que darán es NO. Y en esto son razonables… ya que Jesús no fundó ese engendro “comuno-rebelde-populo-feminista” al que esa gente está afiliada. Él fundó la Santa Iglesia, fuera de la cual no hay salvación (Ver Concilio Vaticano II ¡Sí, Concilio Vaticano II!).
La segunda ponencia fue sobre “Democracia y Derechos Humanos en la Iglesia”, es decir, la profesión de un credo revolucionario y laico que tiene su origen en una delicada dama llamada Revolución Francesa, algo no muy diferente del califato islámico de nuestros días que mata y degüella a sus oponentes. Antes lo hacían con guillotinas, hoy con cimitarras o ametralladoras.
La tercera conferencia fue dictada por una anciana feminista polaca llamada Marzec que hablará contra el neoliberalismo. Claro que en su ponencia no estará al honor el santo papa polaco Wojtyla que contribuyó tanto para la caída de la dictadura comunista, de la cual tiene nostalgias la “teóloga” expositora.
Y así, siguen otros temas superados y retrógrados, expuestos por personas igualmente superadas y retrógradas a un escuálido auditorio de superados y retrógrados. Se jactan que cada año se dan cita “en torno de 1.000 personas”; a ver si publican las cifras y las fotos (prohibido hacer Photoshop y pintar canas o calvicies).
Estos “teólogos” convocantes están ilusionados con el pontificado de Francisco. Es que como se trata de sobrevivir, cada uno se agarra de donde puede… ¡Pero que al menos sigan al Papa en eso de no hacer proselitismo y de no juzgar a los demás!
¿Qué tal si cambiaran su nombre y pasasen a llamarse “Asociación de Teólogos San Juan XXIII”? Sonaría demasiado eclesial y muy poco político-social. Pensándolo bien, es mejor que terminen de fosilizarse proclamando su eterno ritornello al amparo de las Comisiones Obreras.
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