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sábado, 19 de septiembre de 2015

¿¡El blog de ISAMIS ahora se revela mariano!?

…pero es para hacernos tragar el cuento de los ministerios.

Quien se detiene a leer su reciente artículo “¡VIVA LA CHURONITA! ¡VIVA!”  se da cuenta que el título es un anzuelo para atraer la atención y decirnos que, una vez más, se han otorgado “ministerios instituidos y reconocidos” en “esta Iglesia Comunidad Ministerial al servicio del Reino”, como se empecinan los isamitas en llamar a una supuesta porción de la Iglesia Católica que peregrina en el Oriente ecuatoriano.

Mons. Gonzalo empezó con esta confusa y peligrosa práctica de dar ministerios a mujeres y hombres que permanecen laicos… aunque tomen aires de sacerdotes/sacerdotisas. Estas personas, en la práctica, hacen con que los padrecitos se tomen sus vacaciones para irse a Quito o a tomar unas copitas en algún lugar no muy recomendable... Al par de eso, desarrolló una “pastoral” contra el sacramentalismo y el clericalismo… Ahí están los frutos: una iglesia en ruinas.

Para que las personas sepan cómo son las cosas y pongan nombre a los bueyes (o los puntos sobre las íes) transcribimos lo que la Iglesia Católica nos enseña sobre los ministerios laicales Instituidos:

En la comunidad cristiana hay ministerios ordenados (diaconado, presbiterado, episcopado), por los que una persona es configurada por medio de un sacramento especial a Cristo como Pastor y Maestro.

Hay otros ministerios instituidos: es la terminología que ha quedado en la Iglesia desde que Pablo VI, en 1972 suprimiera las "ordenes menores" y dejara dos ministerios instituidos: lector y acólito ("Ministeria Quaedam") con la posibilidad que las Conferencias Episcopales instituyeran otros ministerios como, por ejemplo, el de catequistas, sacristanes, distribuidores de la comunión, salmistas, etc.

Hay ministerios no instituidos, pero que de alguna manera tienen carácter oficial y más o menos permanente: son los que se pueden llamar reconocidos, como el nombramiento de ministros extraordinarios de la comunión. Pero los más numerosos de los laicos que ejercen ministerios en la liturgia son los que de hecho ejercen la proclamación de las lecturas, la animación del canto y la oración, el servicio en torno al altar (una especie de sustitución o de prolongación de lo que en principio harían los diáconos o los ministros instituidos como 3 lectores y acólitos).

En el caso de estos ministerios "de hecho" o los "reconocidos" no hay distinción entre hombre o mujer. Mientras que en los ministerios "ordenados" o "instituidos" sólo se pueden encomendar a varones.

Los ministerios instituidos son el lectorado y el acolitado. El lector es instituido para la función que le es propia, leer la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica, y el acólito es instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al sacerdote.

Estos ministerios instituidos se reciben normalmente como preparación a las órdenes sagradas.

Tanto el lectorado como el acolitado son ministerios laicales que solo pueden ser conferidos a varones.

Lo que no sea esto son invenciones que desorientan a los fieles o que los tientan a tener un cargo, un puesto, una preeminencia, unos dolarcitos… como les gustaba a los fariseos.

Los isamitas se jactan de sus más de cien sus “ministerios reconocidos e instituidos” pero no dicen una palabra sobre el fracaso total de las vocaciones sacerdotales en el Vicariato, tan necesarias para santificar, enseñar y gobernar al pueblo de Dios. Como parche engañador, en 2010, justo un mes antes de retirarse, el ahora misionero angolano “fundó” un seminario a cuya cabeza quedó el P. Pinos!
Con Monseñor Gonzalo eran decenas de “instituciones ministeriales”. El Obispo Celmo juzgó no ir más allá de tres. ¿Por qué será?

Entre ellos hay un Combicus, que nos hace pensar en el famoso ladrón del Vicariato (lleva el mismo apellido ¿es también “ministro reconocido e instituido”?) que cavó las trincheras  para que la gente no pueda ir a las celebraciones de Jesús Resucitado…

Con “ministros” así, la utópica iglesia comunidad ministerial desde los pobres terminará anulando lo que queda de la Iglesia Católica en Sucumbíos. No quieren otra cosa.




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