En la reseña in memoriam que aparece
en la página de los carmelitas de Burgos, descubrimos que nuestro Padre Jesús
Arroyo fallecido hace tres años, se llamaba en religión Fray Jesús María de San
José. http://www.ocdburgos.org/es/inmemoriam/index.asp?idsec=4&pagina=2
Que en paz descanse.
Probablemente cuando se mueran los otros carmelos
que participaron de la pesadilla de los cuarenta años, sabremos sus bendecidos nombres
de consagrados. Eso, si es que los carmelos burgaleses no barren de un plumazo
la respetable tradición de publicar la lista de sus difuntos con el nombre con
que San Pedro espera acogerlos en las puertas del cielo…
Fray Jesús María de San José ¡Cuánto más
lindo es el nombre religioso que el civil, inclusive si en su cédula de
identidad conservaba el nombre (insuperable) de Jesús! Barridos de un escobazo
la Virgen y San José.
Es una manía isamita la de secularizar todo
lo que se refiere a lo sagrado: Al Vicariato Apostólico le llamaron ISAMIS, a
su Excelencia Reverendísima (!?) Monseñor Gonzalo López Marañón, Gonzalo o
Gonzalito a secas (en el mejor de los casos, cuando no le ponían apodos irreverentes), y así todo.
También a nuestra Santa Madre la Iglesia
Católica, Apostólica y Romana la llamaron (entre otros nombres equívocos)
Iglesia Comunidad Pueblo de Dios al Servicio del Reino, desde los pobres… un
nombre que solo los iniciados alcanzan a comprender.
Solo falta que los sobrevivientes del
naufragio isamita llamen al papa Francisco de Jorgito. En su mente seguro que
lo están haciendo. A su predecesor, entretanto, no se atrevieron de llamarlo
José. Aquel pontífice era muy respetable, y el nombre José es demasiado
sagrado…
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