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lunes, 20 de enero de 2014

Malos vientos

El Vicariato está expectante y muy ansioso para recibir a nuestro Obispo.

Queremos que se sienta en su casa y en medio de una comunidad unida, aunque naturalmente pueda haber entre nosotros diferentes puntos de vista en lo que se refiere a accidentes; porque en materia de fe, moral y disciplina, todos debemos estar unidos. Unidísimos. Si no, no testimoniaremos ser Iglesia, y mucho menos “comunidad” o escuela de comunión, como trompetean sin cesar muchos autores de exclusiones.


Hemos mostrado por demasiado tiempo (no solo en los 40 años del pontificado de Mons. Gonzalo, sino, especialmente, en lo últimos tres) una “iglesia” autoritaria de pensamiento único. No por incrustar en palabras que comportan un femenino la arroba propia de la informática o utilizar la fórmula poco elegante “os/as” vamos a hacer comunidad… Eso es infantil como las dinámicas de las asambleas del kiosco de la casa diocesana del Aguarico.

Seremos auténtica comunidad cuando se viva el Evangelio en su integridad, y no apenas confrontado a los políticos de turno. Cuando se obedezca a la autoridad en nuestra Iglesia, especialmente a los Obispos y al Nuncio. Cuando se ore y se respete a los que sistemáticamente se sofoca, critica y calumnia… en nombre de la iglesia comunidad.

Una cosa es constatar hechos, disentir, dar razones. Otra cosa es prejuzgar, mentir y odiar.

¿Vamos a recibir a Mons. Celmo con esas disposiciones?

En un artículo del blog de isamis, se dice que en la reunión del primer viernes (que en la Iglesia universal fue siempre consagrado al Sagrado Corazón de Jesús; aquí se lo dedica a ratificar “la responsabilidad de nuestra Iglesia en el ámbito político” –notar la diferencia entre “Iglesia universal” y “nuestra Iglesia”…) se “llamó la atención en la reunión la denuncia de un programa paralelo que no obedece al espíritu de la Iglesia Local, es más se resaltó que no va en el espíritu que el Papa Francisco viene animando a la Iglesia Universal en este tiempo”.

Pero, ¿ni siquiera en esta ocasión festiva como será la llegada del nuevo pastor, los isamitas dejan de excluir a hermanos con el agravante de no dar ninguna referencia ni mayores explicaciones, sembrar cizaña y etiquetar a los que puedan discordar en cosas opinables -como la política o el enfoque pastoral- de estar contra el Papa Francisco?

Abran sus corazones y sus oídos a la voz del Espíritu que se manifestará a través del nuevo obispo. Salgan de su espíritu sectario y oxigenen su mente. No condicionen ni indispongan con imposiciones la labor de Monseñor Celmo y no repitan lo que pasó con los dos administradores anteriores. Eso frena la fuerza de Iglesia, aparta a los fieles de la comunidad y alegra a las potencias infernales ¿Eso es lo que quieren? Pareciera que sí.

Malos vientos soplan en Sucumbíos en las vísperas de la llegada de Mons. Celmo.

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