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miércoles, 25 de enero de 2017

Vean esto y escojan el modelo

Vean esto y escojan el modelo
¡Qué bueno es que se caigan las máscaras y que la gente vea quién es quién!


No se trata de exaltar aquí la figura del Cardenal Burke ni, sobretodo, de denigrar la del Papa Francisco al que se le debe respeto, y más que a nadie. Se trata de penetrar en las mentes de supuestos “teólogos” que son profundamente opuestos a la Iglesia y al Evangelio.

La idea que tienen de Dios y de la gente es tan miserable como la forma de darles (supuesto) culto. Igual que los isamitas de Sucumbíos que repetían que hay dos modelos de iglesia, este “teólogo” llamado José María Álvarez nos dice que el Cardenal y el Papa encarnan dos modos diferentes de entender lo que es la Iglesia. Hasta aquí, digamos, la cosa va.

Para apoyar a Francisco que representaría el espíritu del “ya viejo Concilio Vaticano II” (claro, Álvarez admira al cura guerrillero García Laviana) “hay que arrimar un poco el hombro”. ¿Y esto? Nada de rezar o de ofrecer sacrificios; el asunto es “arrimar el hombro” (?)

El cardenal Burke encarna una postura conservadora radical que está demostrado ser letal para la Iglesia, como lo demuestran las estadísticas y podemos ver con nuestros propios ojos cuando participamos en las eucaristías parroquiales, donde se percibe de manera notable la ausencia de jóvenes

Señor -o Padre?- Álvarez: antes del Vaticano II las iglesias eran más concurridas, las celebraciones más atrayentes y los jóvenes acudían, amoldando su conducta a la moral cristiana. Jamás hubieran pretendido comulgar habiendo desecho su matrimonio al juntarse con otro/a.

En Sucumbíos, por obra de la iglesia utópica del reino de los pobres, las iglesias y capillas no solo no estaban llenas sino que estaban cerradas y además en estado lamentable, sucias, sin terminar de construir y con materiales ordinarios. Lo contrario del oro, la seda y el armiño del Cardenal Burke… En Sucumbíos no había “olor a oveja” sino a lobo. Y a veces a pólvora. Nunca a incienso.

Contestando la evidencia, el articulista afirma: “Los conservadores a ultranza no acaban de entender que la renovación de la Iglesia es cuestión de vida o muerte para ella”. Los católicos de toda sensibilidad decimos lo mismo, pero aplicado a los “isamitas a ultranza”: la Iglesia debe renovarse siempre fiel a sus fuentes y produciendo maravillas. No miserias.

El artículo está ilustrado con algunas fotografías. Francamente, las fotos del Cardenal rodeado de solemnidad y de respeto son más simpáticas que la de Francisco carcajeando ante unos celulares…

Un sociólogo perspicaz escribió cierta vez: “lo pobres adoran el lujo, solo a los intelectuales (de izquierda, decimos nosotros) les gusta ver pobreza”. Es así.

En el título del artículo ya está todo el veneno “Cardenal Burke vs. papa Francisco” ¿Por qué “versus”? ¿Acaso en la casa de Dios no hay muchas moradas? Es que en la dialéctica marxista, la lucha de clases se impone… dinamitando la armonía. Ellos dicen que hay dos modelos. Pero en realidad los isamitas son implacables, exclusivistas y dictadores. Solo se aceptan a sí mismos.

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