Páginas

viernes, 17 de julio de 2015

Heterodoxia y necedad de un descarriado



Como ya viene siendo costumbre, este blog se deleita en reproducir y criticar artículos publicados en El Telégrafo del ex (o seudo)  Padre Pedro Pierre (PPP), isamita inveterado. En esta ocasión, el columnista  pasa todos los límites por las barbaridades que escribe. No deja de ser entretenido tenerlo como blanco. Evidentemente, él nunca se da por aludido… porque está cegado y feliz en su descamino rumbo a un utópico “reino” hollywoodiano. El artículo lleva el título de “La dignidad sobre el progreso material”. A seguir, glosamos su pasquín:



La dignidad sobre el progreso material

Esta “revelación” de PPP es una verdad de Perogrullo que ya la sabíamos; la dignidad humana es la base de la enseñanza social de la Iglesia. Pero, ¿acaso la dignidad de la persona no pide también el progreso material? ¿Es digno hundirse en la barbarie o retroceder hasta la época de las cavernas? ¿La piedra pulida no es superior a la piedra bruta? Ya el título de su artículo preanuncia la vergüenza que nos servirá en su contenido.

 
Padre Pedro Pierre (PPP)
La contundencia de los mensajes del papa Francisco nos obligan a preguntarnos, tal como lo hizo para los estudiantes de la Universidad Católica: “¿Para qué vivimos y luchamos?”. La sencillez, la sonrisa y el cariño del Papa no desvirtúan la profundidad y la pertinencia de sus palabras.
 

¿Por qué la sencillez o el cariño quitarían fuerza y profundidad a las palabras? ¡Son más bien garantía de la autenticidad! PPP mete la ideología de la lucha de clases hasta en la psicología humana y los estilos literarios.


En su calidad de pastor, el Papa persigue un doble objetivo: por una parte, la renovación eclesial y, por otra, el cambio social. Nos refiere directamente al proyecto de Jesús. Eso nos desubica de la religión tradicional que conocemos… porque el paso de los siglos hizo que olvidemos la misión fundamental de Jesús.
No se ve por qué en lo eclesial se trata de renovar y en lo social de cambiar y no cambiar en lo eclesial y renovar en lo social. Pero bueno, dejemos pasar eso. Lo que es intragable es llamar al misterio redentor de Cristo de “proyecto”, como si fuese el croquis arquitectónico de un edificio o los maléficos planes de sus fracasadas CEBs. Más que de un “proyecto”, se trata de un anhelo inefable y eterno de su Sagrado Corazón. El paso de los siglos ha enriquecido a la Iglesia y a la figura de Jesús. Aquí otra vez la ideología dialéctica del enfrentamiento, como si fuese necesario que el tiempo desvirtúe a la Iglesia. Con nuestra Iglesia (que no es una ONG, ni una CEB ni una FMS) no pasa eso: Ella es siempre joven y santa, no decae, y, además, enriquece siempre a sus fieles… ojo, a sus fieles (no a los renegados). ¿Piensa PPP que con la Iglesia pasa lo que le pasó en su desencantada vida personal,? Se equivoca muuuuuuucho.

En un primer tiempo, Jesús siguió a Juan Bautista que buscaba el cumplimiento cabal de la ley. Jesús se dio cuenta de que ese camino no tenía futuro y reorientó su mensaje y su práctica. 
¡Qué suprema estupidez, para no decir grave blasfemia! “Jesús se dio cuenta y reorientó su mensaje”. ¡Jesús, la Sabiduría eterna y encarnada “se dio cuenta de que andaba errado y cambió de rumbo”!. Aquí también pareciera que PPP aplica al Señor, su propio fracaso: una praxis que habrá empezado con el voto de obediencia en manos de su Obispo (¿tuvo alguna vez vocación al sacerdocio?), para terminar en la triste apostasía de que da pruebas. Porque para un sacerdote misionero (digamos…) acabar como columnista de El Telégrafo es un fracaso rotundo. En vez de olor a oveja, olor a tinta y a $$. Para no hablar de otros olores…

Su mayor preocupación fue reducir el sufrimiento provocado por la falta de fraternidad, una religión preocupada por el cumplimiento de ritos y normas, y una sociedad basada en la explotación. Por otra parte, Jesús se convenció de que los únicos capaces de lograr este cambio eran los pobres, pero los pobres conscientes, organizados y valientes. Jesús llamó a este proyecto el Reino, o sea la fraternidad a partir de los pobres. Es exactamente lo que el papa Francisco ha venido a recordarnos.
Habla de Jesús como si fuese un hombre banal. El designio de salvación eterna de los hombres y la gloria dada al Padre no cuentan para PPP. “Su mayor preocupación fue reducir el sufrimiento (…)”, percepción totalmente falsa. Según PPP, Dios apenas conseguiría “reducir” el sufrimiento… pero “los pobres organizados” son “los únicos capaces de lograr el cambio”. Aquí, éste sacerdote (de Baal…), delira.

¿Qué es “el reino” para un isamita? No significa el reinado de Dios en nuestros corazones; ni esos principios que nos separan del reino del mundo y del diablo; ni el benigno predominio de la gracia; ni la Iglesia como institución divina por la que podemos estar seguros de alcanzar el espíritu de Cristo y así conseguir ese último reino de Dios, en donde Él reina eternamente en "la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios" (Apoc. 21,2). Para los católicos el “reino” es una cosa clara y precisa. Para PPP es “la fraternidad a partir de los pobres”. Debe ser como en Cuba o en Venezuela con desabastecimiento, filas interminables y represión policial. O como la fraternidad, la igualdad y la libertad que proclamaron sus paisanos Marat o el inventor de la guillotina.

En Ecuador, donde el clero es mayoritariamente tradicionalista, ¿Y esto?

el Papa insistió en la renovación eclesial: no cobrar los servicios religiosos, Eso es, precisamente, lo que hacían los isamitas…

volver al Jesús de los evangelios, no olvidar sus raíces, ser una Iglesia en salida, es decir, que va en las periferias para solidarizarse con los pobres.

En Bolivia, donde los procesos de cambio son más avanzados porque son promovidos desde los indígenas, el Papa insistió en el cambio social. Más que en Ecuador, denunció la idolatría del dinero y la dictadura del sistema financiero internacional que es “el estiércol del diablo”. Abogó por la globalización de la solidaridad y un sistema social basado en una economía equitativa mediante la sabiduría y el protagonismo de las organizaciones populares. 
¿Qué organizaciones populares o indígenas son esas, tan llenas de sabiduría? Lo que en boca del Papa Francisco es propio de un pastor, en la pluma de este engendro galo-delirante es el bla bla bla de siempre. ¡Evo Morales, paradigma de procesos avanzados; Por favor!

Felizmente, en Ecuador tenemos las palabras y el testimonio de monseñor Leonidas Proaño y de su labor en la diócesis de Chimborazo. Felizmente, hoy “quedan los árboles que sembró” monseñor Proaño, en particular, al nivel eclesial, las Comunidades Eclesiales de Base urbanas, campesinas, indígenas y negras, y al nivel social, la Conaie (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador). Además, existen otros grupos, asociaciones, centros, fundaciones… cristianas y no cristianas, que se reclaman del espíritu de monseñor Proaño. Esta Iglesia de los pobres y muchas organizaciones populares encuentran en el papa Francisco confirmación de su labor y aliento en sus luchas. La esperanza sigue viva: “El mejor vino está por venir” porque muchos pobres “se han puesto de pie en dignidad” y seguirán respondiendo, alegres y valientes, al llamado de Jesús, al grito de sus hermanos y a la invitación del papa Francisco. ¡Felices y benditos los y las que estamos en este camino!
Felizmente, los árboles que sembró Monseñor Proaño padecen de una peste fatal que los llevará a la extinción: la mayoría ya murió o defeccionó. La prueba está a la vista: está en las cebs que apenas subsisten, sobreviviendo en un proceso de inanición, y en los tales supuestos “grupos, asociaciones, centros, fundaciones, cristianas y no cristianas”. Conocemos ese discurso; los isamitas de Sucumbíos se ocultaban detrás de una multitud de organismos inexistentes, que eran no muy cristianos y hasta marcadamente anticristianos. ¿Dónde están y cuáles son todos esos maravillosos centros y fundaciones? Solo existen bien pocos y en forma virtual, en las redes sociales y, la mayoría, conspirando desde fuera de las fronteras del Ecuador.
Cuanto al Conaie, se sabe que es un organismo socialista y libertario que quiere acabar con el Ecuador como nación unida y soberana, y desmembrarlo en plurinacionalidades digitadas e impuestas por algún dictador de turno, un poco como fue la mal llamada Unión Soviética.

¡Transformar la República del Sagrado Corazón de Jesús (en el Quinche el Papa Francisco saludó conmovido la consagración del Ecuador al Corazón de Jesús) en un estado dividido y autogestionario según los usos y costumbres de aborígenes salvajes (no de los indígenas cristianizados y bien educados ¡qué los hay!... aunque grande es el número de los malcriados, adorados por europeos decadentes como PPP y otros “misioneros”)

Lo que es seguro es que, como dijo el Papa, “el mejor vino está por venir”.

Rechazamos, alegres y valientes, el vinagre ácido y ordinario que nos pretende servir este tenebroso iluminado que se jacta de ser “feliz y bendecido” porque “está en este camino”.

¿Hasta cuándo El Telégrafo tendrá a sueldo en su página de Opinión esta “columna” retorcida como serpiente incrustada en un palo y peligrosamente inclinada como la famosa torre de Pisa… aunque sin su charme?

Porque si hay algo que PPP no tiene es charme…

No hay comentarios:

Publicar un comentario